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Editoriales y libreros resisten y se reinventan por la pandemia
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Hoy se cumplen 60 días desde que los peruanos iniciamos el confinamiento por el coronavirus. Desde entonces, muchos intercalan actividades como reorganizar los hogares, cumplir duras rutinas de ejercicios frente a un efusivo coach que ordena desde una pantalla de celular, hasta pasar largas horas frente a un televisor jugando videojuegos o viendo Netflix. Pero también existen quienes han escapado de este encierro gracias a su imaginación y guiados por la pluma de nuestros escritores favoritos.
En tiempos de pandemia, la lectura se ha convertido en un refugio. Atrapado por un nuevo título, para volver a un libro viejo, leyendo las noticias, investigando, o estudiando para una clase virtual. La lectura, sin duda, promueve la educación, el sentido crítico y la cultura. Sin embargo, la crisis del COVID-19 está golpeando a un sector clave del circuito lector: las editoriales y librerías.
GOLPEADOS, NO RENDIDOS
Escena Libre es una librería de San Isidro cuyos estantes contaban con novedades editoriales, clásicos literarios y cómics esenciales. Pero hoy el panorama no pinta bien para su gerente general, Julio Zavala, quien nos dice con franqueza que el COVID-19 ha puesto en peligro la sostenibilidad de este grato espacio cultural.
“Estamos más de 50 días cerrados, sin facturar nada. Estamos pensando adónde deberíamos girar. Es uno de los escenarios más complicados en el sector en los últimos 30 años. Es posible que muchas librerías cierren”, comenta Zavala a Perú21.
Igual ocurre con Silvia Gonzales, dueña de la editorial Madriguera, profundamente afectada en estos días por la suspensión de ferias por todo el año. “Definitivamente, los ingresos de la editorial se han puesto en una situación de misterio”, asevera.
Aun en tiempos de crisis, las oportunidades aparecen. Así lo ve el arequipeño Ruhuan Huarca, dueño de Aletheya. Si bien la crisis afecta a su editorial y librería, tiene como consigna que leer es resistir y ha hallado otras opciones para continuar promoviendo la cultura a través de talleres y también la realización de Fabla Salvaje, un concurso latinoamericano de novela breve.
“Estamos migrando nuestros contenidos y actividades al plano digital porque entendemos que la pandemia durará por un tiempo. El coronavirus nos ha detenido en ventas, pero no para generar nuevas ideas”, dice entusiasmado.
En el mismo sentido declara Javier Masías, de la librería Babel, quien apunta a las ventas por web.
“Vamos a personalizar lo mejor que podamos. Nos resistimos a convertir todo lo humano en una pantalla. Pero creo que hay formas humanas de manejarlo”, asevera.
Para Gonzales, un siguiente paso es preparar obras en digital. “Estamos pensando que es la forma en que niños están empezando a aprender en casa. Tenemos que explorar para llegar a más y nuevos lectores y ofrecer e-books que estén enriquecidos y brinden cosas diferentes”, agrega.
Pese a que no atienden, sus clientes los continúan buscando. Zavala dice que le han pedido La peste de Albert Camus. Masías indica que varios lectores buscan obras como Ulises de James Joyce. También hay pedidos por libros infantiles, según Huarca, como Andrés y el estrés. Y Gonzales dice que se le solicita la novela gráfica Virus tropical de Power Paola. Lectores hay; sin embargo, ¿cómo conseguir libros en plena pandemia?
ANTE MARTILLAZO, LIBRAZO
La ministra de Cultura, Sonia Guillén, señaló a Perú21 que se vienen ultimando los detalles con Produce para aprobar los protocolos que permitirán a las librerías volver a funcionar a través del comercio electrónico. “Las librerías serían el único sector de cultura que ya se va a reactivar. Me parece que sería en junio”, acotó.
Se trata de estrictas reglas que distribuidores y libreros deben aplicar para la venta a domicilio. Incluyen la desinfección del libro y su aislamiento por 72 horas, especificaciones sobre el empaque, cuidado del empleado y distanciamiento social.
“Se ha tenido que revisar los protocolos entre los sectores involucrados. Se ha pasado los filtros y entiendo que tendremos librerías en Lima, Arequipa y Trujillo que comenzarán a trabajar”, adelantó.
En tiempos de pandemia y martillazos, se buscaría aplicar algo como los librazos para revertir las cifras que señalan que los peruanos leen en promedio un libro al año, según este ministerio. Para ello, esperan la transferencia de S/16 millones, aprobados el año pasado en un decreto de urgencia, y que tienen como fin impulsar la lectura. Guillén sostiene que ese dinero “ya está comprometido”.
Además, señala que están próximos a lanzar un concurso para estimular la lectura y coordinan con otras instituciones una nueva edición de la Cátedra de Mediadores para la formación especializada de fomento de lectura. Así las cosas, esperemos que de este capítulo de la pandemia, pasemos a una nueva página en que la lectura sea una prioridad, pues qué mejor compañía que un libro.
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