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Daniela Osores, CEO del Banco de Alimentos: “Tres millones de peruanos viven en inseguridad alimentaria”
“Si no desechamos los alimentos de las empresas, podemos aliviar el hambre en el perú en un 70%”.
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Cuando era niña, su tía la llevaba a ayudar a las chocolatadas navideñas en el Callao. Daniela Osores supo desde pequeña que quería dedicarse a ayudar a los demás. Toda su vida ha trabajado en distintas ONG y desde hace 3 años lidera el equipo del Banco de Alimentos del Perú (BAP)
¿Cómo nace el BAP?
Nace por dos problemáticas que suceden en el mundo y que no son ajenas en el Perú. Hay muchas personas que viven en inseguridad alimentaria, que no tienen qué comer; sin embargo, se desechan toneladas de alimentos porque perdieron su valor comercial. Productos que están en perfecto estado y todavía no han vencido tienen que ser retirados de los supermercados o ya no pueden ser distribuidos. Pero estos productos están en perfecto estado.
¿Qué suele pasar con estos productos?
Los tiran a unos basureros legales que se llaman rellenos sanitarios. Ahí se desecha desde residuos como plástico y basura, hasta los alimentos. Para descartar estos productos las empresas tienen que contratar una EPS que tienen camiones especiales para trasladar este tipo de residuos y luego los llevan a los rellenos sanitarios. La empresa tiene que pagar por cada tonelada desechada, además tiene que pagar a un notario que es quien oficializa la baja de los productos. No solo están quitándole a peruanos la oportunidad de comer, sino que están gastando de más para desechar.
¿Cuál es la realidad del hambre actualmente en el Perú?
Actualmente hay más de 3 millones de peruanos que viven en inseguridad alimentaria, es decir que no consumen alimento de manera constante. Pueden pasar días sin comer y no saben cuándo será la próxima vez. Y si lo hacen, comen cosas que no alimentan. Esta cifra está aumentando por la pandemia.
¿Cómo funciona el BAP?
Trabajamos con tres canales principales. Las empresas industriales o de consumo masivo, como Alicorp, Lindley, Nestlé. Luego están los supermercados como Macro, Cencosud, Supermercados Peruanos. Y finalmente están los mercados mayoristas. Las grandes empresas nos avisan que sus productos van a vencer y llevan sus productos a nuestros almacenes. Una vez que los acopiamos se los distribuimos a las organizaciones con las que trabajamos. Algunas vienen a recoger los alimentos, pero hay otras que no cuentan con los recursos para el traslado así que se los entregamos en el camioncito que tenemos. La empresa entrega el producto y nosotros de lo entregamos a organizaciones sociales quienes atienden a las personas vulnerables. No entregamos a personas naturales. Lo hacemos a comedores populares, albergues, ollas comunes, asentamientos humanos.
Además de BAP tú tienes otras ONG. ¿Cómo nace esta vocación por ayudar los demás?
Desde muy chica. Yo he vivido en La Punta toda mi vida y ahí pude presenciar dos mundos. Tenía amigas que iban a colegios estatales y tenía otras que iban a los colegios más caros de Lima. Siempre he tenido bastante empatía con las distintas realidades del país. No he crecido en una burbuja. De chica, mi tia Patty me llevaba a asilos para ayudar con las chocolatadas navideñas en el Callao. Siempre sentí una empatía con las personas que tenían menos que yo. En mi colegio, Santa Úrsula, también me inculcaron estos valores. El lema del colegio es ‘serviam’ que significa servir a los demás. Siempre he estado involucrada en temas de voluntariado. Cuando postulo a la Universidad del Pacífico, en la entrevista digo que quiero estudiar administración para administrar mi propia ONG. Entré sabiendo lo que quería. Siempre supe lo que quería hacer con mi vida.
¿Has vuelto a ir a las chocolatadas con tu tía Patty? ¿Qué opina del BAP?
Ella es como mi segunda mamá. Todavía trato de ir a las chocolatadas en Navidad, pero cada vez es más complicado porque ahora yo también soy mamá. Mi tía está muy contenta con lo que estamos logrando. Se emociona mucho cuando cuento que gracias a ella comenzó mi vocación para ayudar a los demás.
¿Cómo hace una organización para afiliarse al BAP?
Tenemos una red de beneficiarios del banco. Para ser beneficiario tienen que cumplir con características muy básicas como ser una organización que esté constituida o por lo menos debidamente representada. Y que sean organizaciones cuyo fin sea alimentar a personas que no tiene acceso a comida.
¿Qué significa para ti ser un prócer?
Es un honor porque afirma que lo que hacemos, con tanto esfuerzo en el BAP, tiene un gran valor y además está impactando a las comunidades. Es un orgullo y nos da esperanza saber que el hambre se está tomando con mayor seriedad como una problemática nacional.
¿Qué expectativas tienes con la llegada del Bicentenario?
Que las empresas entiendan que el BAD es beneficioso para ellos, no solo por el lado de ayuda social, sino que económicamente también trae un beneficio porque reduce sus aportes tributarios. Cada vez que una empresa desperdicia alimentos, le está quitando la oportunidad a un peruano de poder comer.
¿Crees que tu hijo está creciendo en un mejor país que tú?
Creo que sí. Creo que el peruano puede ser muy solidario, pero todavía nos falta deshacernos de ese egoísmo que también está presente en nuestro país. Las nuevas generaciones han mostrado ser más participativas en lo social y más responsables en lo medioambiental.
¿Crees que tú estás contribuyendo para que sea mejor?
Creo que contribuyo con un granito de arena. Este año hemos ayudado a 300 mil personas , pero todavía falta mucho por hacer y vamos avanzando. Trato además de compartir con mi hijo los mismos valores que me ayudaron a mí a ser más solidaria.
AUTOFICHA
- “Nací en Lima el 9 de enero de 1990, mi nombre es Daniela Osores. De profesión, soy administradora por la Universidad del Pacífico, pero emprendedora social de corazón. A mis cortos 7 años descubrí una pasión que terminó convirtiéndose no solo en un estilo de vida, sino en mi trabajo y mi motor”.
- “El Banco de Alimentos del Perú es la única ONG que se dedica al acopio y distribución de alimentos y otros productos como bebidas, ropa, productos de limpieza, implementación de cocina, entre otros. Actualmente somos 27 personas las que trabajamos ahí. Sin contar los cientos de voluntarios”.
- “El hambre, que es una de las problemáticas más importantes del país, nunca está en la agenda. Se priorizan otros aspectos, pero la alimentación, que es algo tan básico e importante para poder estudiar, trabajar y vivir, no está en el foco”.
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