Robert Prevost pisó el Perú por primera vez en 1985, pero el vínculo con la tierra que lo abrazó como a uno más de sus hijos —a tal punto que llegó a nacionalizarse peruano en 2015— tiene raíces mucho más antiguas.
El sumo pontífice agarró una bandera peruana mientras recorría la plaza en el papa móvil y la mostró ante el público.
Un estudio reciente realizado por el American Ancestors y el Cuban Genealogy Club de Miami, para el prestigioso diario The New York Times, reveló que el santo padre tiene antepasados en común con el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, uno de los próceres de la independencia de nuestro país.
La investigación rastreó las raíces del padre Roberto (como lo llaman cariñosamente los feligreses de Chiclayo) y halló a su antepasado más antiguo en España, para ser precisos, en la localidad de Arunero (Cantabria), lugar donde nació Juan Fernández de Arana en 1510.
Fue en esta misma ciudad costera española donde 85 años después nacería su bisnieto, Diego de Arana Valladar, un capitán de la Real Armada Española que sirvió combatiendo a los holandeses que intentaron hacerse con las colonias portuguesas en América. Diego se casó con Catalina Fernández de Isla Vallenilla y tuvieron dos hijos: Catalina (1605) y Diego de Arana e Isla (1629), y moriría cuando su hijo menor tenía tan solo nueve años.
Los lazos de sangre entre el papa de Chiclayo y el Mariscal de Ayacucho vienen por la línea materna. La historia se inicia cuando Catalina de Arana y Domingo de Vallenilla se casan y tienen siete hijos, que son la primera generación familiar en nacer en Cumaná (Venezuela), ciudad en la que años más tarde nacería Antonio José de Sucre en 1795.
Inés María de Vallenilla Arana, hija de Domingo y Catalina, nació en 1696 y, cuando cumplió los 20 años, se casó con el teniente coronel de la infantería española Dionisio Sánchez Ramírez de Arellano. Su nieta María Manuela de Alcalá y Sánchez Vallenilla contrajo nupcias con el coronel Vicente Luis Ramón de Sucre y García de Urbaneja en 1782 y tuvieron nueve hijos, entre ellos, el libertador.
Sin embargo, sería la línea de Diego de Arana e Isla, hermano de la tatarabuela de Sucre, la que ocho generaciones después, en 1911, daría a luz a Mildred Agnes Martínez. Ella, tras casarse con Louis Prevost, dio a luz a quien hoy es la máxima autoridad de la Iglesia católica un 14 de septiembre de 1955.
El papel que jugó Antonio José de Sucre en el proceso independentista nacional fue clave. “Fue uno de los primeros venezolanos (entonces llamados colombianos) en llegar al Perú a mediados de 1823 para apoyar en la campaña de Intermedios. Llegó antes que Simón Bolívar y fue la primera persona que fue operativa de los planes de Bolívar en el país, y en la campaña de 1824 tiene un papel protagónico”, explicó a Perú21 la historiadora Natalia Sobrevilla.
Sucre tuvo un rol preponderante en la victoria patriota en la batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824. Selló la independencia del Perú y la de América Latina.
“La relación personal del papa con el Perú es muy estrecha. Tiene conexiones profundas con bastantes personas y eso es muy positivo. Es también una persona a la que no hay que explicarle los problemas del país; eso él ya lo entiende y lo conoce, y esas son ventajas inmensas”, consideró Sobrevilla.
DE TODAS LAS SANGRES
El estudio, publicado por The New York Times, también reveló que León XIV no es solo el papa de todos los católicos, sino también el papa de todas las sangres. Y nunca estuvo mejor dicho, pues la investigación descrubrió que 17 ancestros suyos son afrodescendientes. Sus raíces están asentadas en Francia, España, Italia, Canadá, Haití y Cuba.
Al igual que los peruanos, el papa también tiene de inga y de mandinga.
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