En realidad, la primera vez que ayudé a un perrito abandonado fue de muy niña. Lo hice a escondidas de mis papás. Lo que hice fue envolverlo con una mantita en la puerta de mi casa y le llevaba en secreto comida y agua. Siempre estuvo presente en mí esa compasión por los animales. Conforme fui creciendo, decidí estudiar Medicina Veterinaria por mi amor a los animales. Felizmente, mi familia siempre me ha ayudado en cada decisión que he tomado. Tuve un perrito cuando era niña, mis padres no eran muy animaleros. Siendo sincera, esa primera experiencia, no fue una tenencia muy responsable.