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Jefferson Agustín Farfán Guadalupe, reescribiste tu historia [CRÓNICA]
Saliste de las inferiores del Muni, destacaste en Alianza Lima, te volviste figura en Alemania y hoy, dejaste atrás los escándalos para llevarnos nuevamente al Mundial junto a un equipo que será recordado por su entrega y determinación.
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Actualmente, el delantero nacional destaca en el Lokomotiv de Rusia. (Getty)
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Farfán se volvió figura en el Schalke 04 de Alemania. (Reuters)
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Farfán debutó en Alianza Lima con 16 años, en 2001. (USI)
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Las lágrimas de la 'Foquita' tras la clasificación de Perú a un mundial luego de 36 años. (César Campos)
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Hoy, un país entero llora de alegría y se rinde a los pies de Ricardo Gareca: el elegido, el salvador; aquel que supo rescatar una piedra y convertirla en un diamante que brilla ante más de 30 millones de almas. Logró lo que en 36 años de angustia parecía imposible: formó un equipo con hombres y no con nombres.
Y entre esos nombres destaca el de Jefferson Farfán, un jugador al cual pulimos a punta de críticas, el ‘hijo pródigo’ que se apartó de casa y que ahora el Perú entero agradece su regreso. El llanto desconsolado de la ‘Foquita’ la pasada noche del miércoles en el Nacional no es solamente el de alguien que le entregó el gol a su amigo del alma, sino también de quien logró redimirse y dejó atrás las cámaras y los escándalos para restregarnos en la cara que él también le pone alma, corazón y vida.
Pero la historia se remonta 33 años atrás. Jefferson Agustín Farfán Guadalupe nació un 26 de octubre en el incipiente distrito de Villa el Salvador, que tan solo es mayor que el delantero nacional por un año y tres meses.
Nacido en una familia de futbolistas, Jefferson llevaba la pesada mochila de ser pariente de Roberto ‘La Foca’ Farfán, Rafael ‘Focaza’ Farfán y de Luis ‘Cuto’ Guadalupe. El apodo cayó por su propio peso y la ‘Foquita’ se aproximó al deporte rey en las inferiores del Deportivo Municipal.
Su gran salto al fútbol profesional se dio en 1999, con tan solo 14 años de edad. Farfán debutó con Alianza Lima —dos años después— ante Deportivo Wanka. Aquel año, el conjunto ‘íntimo’ obtendría el título absoluto en el torneo peruano.
La presencia de Jefferson en el campo de juego se volvió indiscutible. Una nueva promesa surgía en Matute y fue nombrado como el jugador revelación del 2002 y doce meses después le volvía a dar el campeonato con su agónico gol en la final ante Sporting Cristal.
Jefferson Farfán no pudo culminar el 2004 vistiendo la blanquiazul. En junio de aquel año el PSV Eindhoven pagó 1.8 millones de euros por sus servicios, con un contrato que lo mantenía ligado al club holandés hasta 2010.
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La carrera de la ‘Foquita’ continuaba en ascenso. Con el equipo ‘tulipán’ continuó cosechando logros, llegando a disputar la semifinal de la Champions League en la temporada 2004/2005. El delantero nacional partió hacia el Schalke 04 de Alemania en 2008, dejando una marca de 67 goles en cuatro temporadas.
Sin embargo, no todo fue color de rosa para ‘Jeffry’. La situación de la selección peruana no era la mejor y tras el fracaso en las Eliminatorias de Alemania 2006, el equipo nacional iniciaba el proceso rumbo a Sudáfrica con un escándalo que daría la vuelta al mundo.
En 2007, luego del increíble empate ante Brasil en casa, Farfán, Santiago Acasiete, Claudio Pizarro y Andrés Mendoza se vieron involucrados en actos de indisciplina en el hotel Golf Los Incas.
Una suspensión de 18 meses se convertía en la primera mancha de Jefferson Farfán a nivel profesional. El hincha no se lo perdonó.
Sin embargo, la ‘Foquita’ volvió en la era Markarián en 2010. El técnico uruguayo supo reconocer la importancia de contar con un jugador tan desequilibrante como él, pero nuevamente el atacante incurrió en otro acto de indisciplina al escapar de la concentración e ir a un casino en Panamá.
El castigo le duró poco en aquella ocasión, pues volvió para la campaña de Brasil 2014. Farfán continuaba dando qué hablar en el gramado.
El castigo le duró poco en aquella ocasión, pues volvió para la campaña de Brasil 2014. Farfán continuaba dando qué hablar en el gramado.
Lamentablemente, una larga lesión en su rodilla lo mantuvo fuera de las convocatorias. Otra vez un mal momento futbolístico para la selección y el hincha blanquirrojo ya se había divorciado de los ‘cuatro fantásticos’.
Paolo Guerrero fue el único que sobrevivió y se fue consolidando como líder y capitán del ‘equipo de todos’. Pero, nuevamente, Jefferson Agustín Farfán Guadalupe tuvo la venia de Ricardo Gareca, que decidió llamarlo en 2015 para la Copa América. A pesar de su discreta actuación, el 'Tigre' no lo tuvo en cuenta para el torneo sudamericano centenario del año siguiente.
Pasaron 17 meses para que la ‘Foquita’ vuelva a vestir la franja roja en el pecho. Un jugador más maduro, derivado a la liga rusa tras su paso por Medio Oriente, volvía como el ‘hijo pródigo’, tocado por los dioses del fútbol pero desterrado por el hincha peruano.
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Gareca decidió respetar el plantel que venía proponiento y Farfán vio gran parte de la fecha doble del pasado agosto desde la banca. Sin embargo, contra Argentina fue titular y sus ganas de redimirse se volvieron evidentes.
Contra Colombia no alineó, pero en el repechaje la historia fu distinta. Paolo Guerrero fue suspendido por 30 días mientras se investiga el presunto caso de un doping positivo tras el encuentro en la Bombonera y el único llamado a ocupar su lugar tenía nombre y apellido.
“Jefferson Agustín Farfán Guadalupe, por tu mamacita” (diría Peredo), apareciste en el corazón del área neozelandesa la noche pasada y de tu diestra surgió el tanto que derramó el grito ahogado por 36 años, de aquellos que vimos a Gareca eliminar a Perú de México 86', que observamos lentamente fallar a Mendoza, que sufrimos con el gol agónico de Fano contra Argentina, que insultamos al árbitro boliviano en la derrota 4-2 ante Chile y que desmayamos luego de que Ospina tocara la bala blanca tras el tiro libre indirecto del ‘Depredador’.
‘Jeffry’, reescribiste tu historia, olvidaste las cámaras y los escándalos y nos callaste la boca a todos. Cada lágrima que derramaste ayer fueron por esos 33 años de esfuerzo que solo tú sabes cuánto te han costado. Tu historia aún no acaba, Rusia te espera a ti y a todo un equipo que hoy —como nunca— vuelve a hacernos creer que todo es posible.
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