Al final del partido, el zaguero peruano decidió intercambiar casaquillas con Takefusa Kubo, sin saber que el japonés luego la tiraría al suelo y saldría del campo sin llevarla consigo o ponérsela, como es costumbre en los partidos del fútbol mundial. El delantero de 22 años recorrió el gramado de juego mientras se despedía de sus compañeros, pero luego desairó la camiseta de Alexander Callens.