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Ameba ‘comecerebros’ mata a menor tras nadar en un lago en Estados Unidos
Investigador señaló que “la ameba comecerebros le gustan las aguas poco profundas y con poco movimiento. Pueden vivir a temperaturas desde los 20 grados, pero prefieren aguas cálidas”.
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El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) confirmó que un niño del estado de Nebraska falleció de una rara infección causada por una ameba comecerebros, después de nadar en un río cerca de Omaha.
Según los funcionarios, el menor acudió con su familia al lago Elkhorn, ubicado al este de Nebraska. El niño quedó expuesto a la ameba al nadar en aguas poco profundas, el lugar favorito de la Naegleria fowleri, mejor conocida como la ameba comecerebros. Posteriormente, desarrolló una Meningoencefalitis Amebiana Primaria, un tipo de encefalitis que es mortal en el 95% de los casos.
Los funcionarios de salud creen que el menor entró en contacto con la ameba el domingo mientras nadaba en el lago Elkhorn, a pocos kilómetros al oeste de Omaha. Las autoridades no han dado a conocer el nombre del niño.
“A la ameba comecerebros le gustan las aguas poco profundas y con poco movimiento. Pueden vivir a temperaturas desde los 20 grados, pero prefieren aguas cálidas entre 30 °C y 42 °C”, dijo a Hipertextual el doctor Jacob Lorenzo-Morales, director e investigador del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias (IUETSPC).
En caso de encontrarse en aguas de recreo, las personas corren el riesgo de contraerla al zambullirse. Lorenzo-Morales mencionó que una vez que se encuentra en el epitelio nasal, las amebas migran al cerebro para comérselo.
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Síntomas y qué tratamiento
Los síntomas se manifiestan entre uno a doce días después de contraerla y consisten en dolor de cabeza, fiebre, náusea y rigidez del cuello. A medida que avanza la enfermedad, el paciente sufre convulsiones o alucinaciones.
Las infecciones por la ameba comecerebros son raras. En Estados Unidos se registran entre 0 y 8 casos por año y solo hay 154 confirmados desde 1965. Aunque no existe una cura, se administra un tratamiento experimental con miltefosina y amfotericina B.
Según el doctor Lorenzo-Morales, el calentamiento global generaría condiciones para que la ameba se encuentre cómoda. El mejor modo de evitar una infección sería evitar nadar en zonas de agua estancada y de baja profundidad. De igual modo, limitar la posibilidad de que el agua entre por la nariz.
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