Andrea González: “Es imposible que apoyemos al correísmo”

Hoy día, 13 millones de ecuatorianos decidirán el destino de este país convulsionado por la crisis económica, la violencia y el narcotráfico.

“Es imposible que apoyemos al correísmo”, afirmó tajantemente Andrea González, activista ambiental y vicepresidenta del partido Gente Buena, que se unió al partido Construye del asesinado candidato presidencial y periodista Fernando Villavicencio.

En diálogo con Perú21TV, González recordó que el correísmo fue el persecutor del periodista Villavicencio por la serie de denuncias que hiciera públicas y que terminaron con el enjuiciamiento del entonces presidente ecuatoriano Rafael Correa, quien se fugó de la justicia y se exilió en Bélgica.

González consideró que la primera regla que tiene que cambiar el próximo mandatario de esta nación será combatir la impunidad para terminar con la galopante corrupción. “Nuestro sistema judicial está tan corrupto por las mafias políticas y los delincuentes internacionales organizados que hay una agenda de impunidad. En este país se puede hacer lo que quiera; hay una infiltración en nuestro sistema judicial”, subrayó.

Explicó que, por ejemplo, los jueces ganan 2 mil dólares al mes, pero tienen mansiones de 4 millones de dólares en Miami. En ese contexto, demandó una ley de exclusión de dominio que trabaje de manera conjunta con la unidad de análisis financiero “que permitirá al próximo presidente sacar a los jueces corruptos”.

Sin embargo, advirtió que los viejos dinosaurios de la política ecuatoriana quieren imponer su propia agenda de impunidad, como el anunciado por el prófugo Rafael Correa, quien dijo que primero iban a enviar a su casa a la fiscal que investiga casos de corrupción de gente de sus filas.

Sostuvo que en Ecuador se necesita mano firme y cárceles especializadas. “La oportunidad laboral para los jóvenes tiene que venir con la persecución al dinero mal habido”, sentenció.

A título personal, anunció que dará su apoyo al candidato Daniel Noboa porque representa la esperanza de una nueva generación.

Daniel Noboa, un empresario graduado de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard, descendiente de una de las familias más ricas del país, competirá en las urnas contra Luisa González, abogada que tiene una carrera política de larga data y que llegó a desempeñarse como jefa de gabinete del gobierno de Rafael Correa. El que gane deberá gobernar hasta mayo de 2025, tras la “muerte cruzada” que gatillara el presidente Guillermo Lasso para resolver un conflicto de no acabar con el Parlamento controlado por el correísmo.

De acuerdo con el internacionalista Francisco Belaunde, el crecimiento de Noboa en primera vuelta (20 de agosto) se debió, principalmente, a la caída de Fernando Villavicencio, candidato asesinado mientras realizaba labores proselitistas. No obstante, advierte que el balotaje fue “otro combate”. En este, Noboa se apoyó en el anticorreísmo, pero una mejor participación de su contrincante en el debate presidencial la ayudó a reducir las brechas.

“Villavicencio era el que estaba acercándose a la segunda vuelta. Al desaparecer, se creó una oportunidad que no aprovechó el ‘Bukele ecuatoriano’ (Topic), que con el tema de seguridad se pensó que podía crecer. Al final fue Noboa, que impresionó por ser una persona formada y por tener un discurso muy articulado”, explicó a Perú21.

En el Parlamento, en cambio, la suerte está echada. El partido de González, Revolución Ciudadana, será la primera minoría tras obtener 48 de los 137 escaños. En claro contraste, el partido de Noboa, MOVER, será la cuarta con 13. De acuerdo a Belaunde, esto encierra el riesgo de que, si gana Noboa, se repita el conflicto entre poderes del periodo de Lasso. “Es algo que requeriría de Noboa formar una alianza para poder mantenerse”, indicó.

La llave de la gobernabilidad, entonces, recaería en el partido de Villavicencio (Construye), que obtuvo la segunda minoría en el Congreso con 28 escaños.

Según el Observatorio del Crimen Organizado, este año Ecuador superará los 7,000 homicidios, lo que representaría una tasa de 35 asesinatos por cada 100 mil personas, cifra sin precedentes que colocaría al país en el podio de los más violentos de América Latina, solo tras Honduras y Venezuela.