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Crónica21: Pandemia en la Gran Manzana
Crónica21: Pandemia en la Gran Manzana
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Liliana Bringas regresó en enero a Nueva York, en uno de los momentos más difíciles de su vida. Apenas un mes antes, su esposo había fallecido en Lima y en su departamento en Manhattan la esperaba su madre de 84 años y una hija con síndrome de Down, que requiere su atención permanente. En esos primeros días, Liliana pensaba en cómo se hace para asumir la pérdida del padre de sus dos hijas. Entonces era imposible intuir que, apenas en dos meses después, una pandemia la sacaría del luto y la obligaría a mudarse a toda prisa, huyendo de una ciudad que apenas un mes después se convirtió en la zona con mayores infectados por coronavirus del planeta.
“Me mudé fuera de la ciudad una semana después de que anunciaron la cuarentena voluntaria. Manhattan hoy está vacía y nada está abierto por el miedo al virus. Yo soy una privilegiada porque tengo trabajo, pero muchos peruanos han perdido el suyo. Conozco varios compatriotas que se la buscan como pueden. Para nadie es fácil. Cuando compro en la tienda algo que no es un producto de primera necesidad, hay gente que me mira mal porque ha perdido el trabajo y vive con el dinero justo”, explica la periodista peruana.
Los estados de New York, New Jersey y Pensilvania tienen registrados en conjunto a cerca de 100 mil peruanos residentes, pero las autoridades consulares reconocen que la cifra real es 250 mil, si se cuenta a quienes no tienen sus documentos en regla.
Hasta el último martes, se habían contado 50 fallecidos de la comunidad peruana en los tres estado, pero no se tiene un registro exacto de contagiados ni de su estado de salud. Sí se tiene seguridad de que la cifra de fallecidos es mayor, pero que aún no se han comunicado con ellos para registrarlos.
“Cuando sabemos de un caso, llamo para dar el pésame. Es duro, pero es lo correcto. Hace poco supimos del fallecimiento de un padre y un hijo por coronavirus. En casa queda la esposa con una hija y dos hijos. Es la primera vez que conocemos de dos víctimas de una misma familia dentro de la comunidad”, cuenta Marita Landaveri, cónsul peruana en Nueva York.
CON Y SIN PAPELES
Paterson es la ciudad más icónica para los peruanos que viven en Estados Unidos. Desde la década de 1980 comenzaron a llegar en gran número y hoy son casi 50 mil compatriotas. Pero Paterson es también un pequeño centro urbano como muchos del país lleno de fábricas y pequeños comercios que están casi paralizados en su totalidad por la cuarentena.
“Nosotros formamos parte de la fuerza laboral de EE.UU. La mayoría de peruanos trabaja en fábricas, obras de construcción y en el sector servicios. Todo está paralizado y muchos han perdido su trabajo”, explica Mario López, coordinador de la Coalición de Instituciones Peruanas en New Jersey.
Luego de la comunidad afroamericana, los latinos son los más afectados por la crisis económica en Estados Unidos. Según un estudio de The Washington Post e Ipsos, el 20% de latinos adultos han sido suspendidos de su trabajo o simplemente lo han perdido debido a que se decretó la cuarentena por la pandemia del coronavirus.
“Los peruanos con sus papeles en regla han accedido al bono de 600 dólares semanal que está entregando el gobierno de EE.UU. Pero la otra mitad de compatriotas, los que no tienen sus papeles en regla, no lo reciben. Entonces, o viven de sus ahorros, de sus familias o de la caridad. De estos últimos hay muchos casos, pero también mucho apoyo de la comunidad con ellos”, comenta López.
SIN RETORNO A LA VISTA
Desde el cierre el aeropuerto Jorge Chávez de Lima a fines de marzo, New York se ha convertido en la residencia forzada de casi 400 peruanos que no han podido conseguir un vuelo para regresar a casa, que se suman a los cerca de 250 que están varados en New Jersey. Los consulados en ambos estados trabajan en conseguir vuelos desde Estados Unidos, pero encontrar uno disponible es cada vez más difícil, y prevén que eso no cambie hasta julio.
Para quienes tenían un pasaje de vuelta luego del cierre de los aeropuertos y se han quedado sin fondos, la Cancillería envió una partida para darles un bono diario que cubra su hospedaje, alimentación, transporte y medicinas.
“Para muchos, la situación es especialmente delicada. Entre los varados tenemos a 60 personas vulnerables: adultos mayores, con enfermedades preexistentes, presión arterial alta y condiciones de cuidado”, comenta Yván Solari, cónsul peruano en New Jersey.
“Por suerte, la comunidad de compatriotas residentes aquí es organizada, y nos ayudan a conseguirles hospedajes adecuados y facilidades. Pese a la distancia y al tiempo, los peruanos que viven en Estados Unidos llevan al país en el corazón y hay un sentimiento de solidaridad que no se agota”, dice.
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