Washington y Quito negaron este viernes la instalación de una base militar estadounidense en las islas Galápagos, descartando así uno de los puntos más polémicos del plan regional contra el narcotráfico impulsado por el presidente ecuatoriano Daniel Noboa.
“Baltra queda descartado”, afirmó Noboa en entrevista con Teleamazonas, respondiendo a las críticas de opositores y ambientalistas que advertían un grave impacto ecológico en el archipiélago declarado Patrimonio Natural de la Humanidad.
La mítica taberna ubicada en San Isidro, que abrió sus puertas en 1938, notificó a sus clientes que cerrará operaciones y agradeció el apoyo.
El mandatario, considerado uno de los principales aliados del gobierno de Donald Trump en la región, explicó que la decisión fue tomada junto con la secretaria estadounidense de Seguridad Nacional, Kristi Noem, quien regresará a Quito la próxima semana.
“Las dos posibles bases o alguno de los dos lugares va a ser Manta o Salinas”, precisó. Ambos balnearios ya cuentan con instalaciones de las Fuerzas Armadas ecuatorianas y han tenido presencia militar extranjera en el pasado.
El debate sobre la presencia de fuerzas foráneas se intensifica mientras el país se prepara para un referendo el 16 de noviembre, en el que los ecuatorianos decidirán si permiten bases militares extranjeras, actualmente prohibidas por la Constitución desde 2008.
Noboa señaló además que su gobierno mantiene conversaciones con Francia, Reino Unido, Colombia y Brasil para fortalecer la cooperación en seguridad y crear una Policía amazónica binacional orientada a combatir el crimen organizado en la región.
Con esta medida, Ecuador busca reforzar su papel estratégico en la lucha contra el narcotráfico sin comprometer el equilibrio ambiental de Galápagos.