El libro que reveló el secreto del príncipe Felipe para un matrimonio duradero con la reina Isabel II

Antes de fallecer, el duque de Edimburgo compartió el secreto de su matrimonio de 73 años con la monarca.

Fecha Actualización

30/04/2022 - 15:31

Isabel II del Reino Unido y Felipe de Edimburgo tuvieron una relación que duró 73 años. En el libro The Palace Papers, la autora Tina Brown reveló el dulce consejo matrimonial de Felipe. “Al cumplir los noventa, Felipe preguntó: ‘¿Quieres un consejo matrimonial? Pasa suficiente tiempo separados y asegúrate de no ‘no tienen todos los mismos intereses’”, contó un exmiembro del personal de la monarca.

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La cita sobre el consejo matrimonial del príncipe Felipe siguió a los párrafos de Brown que especulan sobre las aventuras extramatrimoniales del duque de Edimburgo, que el propio royal se encargó de desmentir en más de una ocasión. “Felipe ha sido cien por cien fiel a la reina”, dijo el secretario privado del esposo de la soberana, el difunto Mike Parker, al diario Telegraph en 2004. “Sin peros”.

Felipe siguió su propio consejo

El príncipe Felipe siguió su propio consejo: a menudo vivía separado de la reina y tenían intereses absolutamente diferentes. Por ejemplo, la reina se ha dedicado a los caballos toda su vida , una obsesión que Felipe no compartía.

En 2017, Felipe se retiró a Wood Farm, la residencia de campo en Sandringham. Como explica Brown, “en su retiro, Felipe se fue a su cueva de hombre en Wood Farm, la propiedad real acogedora y sin pretensiones en Sandringham, donde organizaba sus papeles, pintaba acuarelas y leía historia vorazmente”.

A principios de marzo de 2020, con la pandemia, el duque de Edimburgo regresó de Wood Farm al castillo de Windsor para vivir en una burbuja pandémica con la reina Isabel II y una pequeña cantidad de personal. Durante el cierre, el personal de la casa real fue apodado como “HMS Bubble”.

“Fue el tiempo más largo que la reina y el príncipe Felipe habían pasado juntos solos como pareja en su matrimonio de setenta y tres años. El suyo era un vínculo que no necesitaba una presencia constantemente reforzada. Aunque no se permitían muestras de afecto en público, en privado tenían una “maravillosa intimidad burlona”, dijo su amigo Alastair Bruce. “Jugaban como dos personas que se aman, de una manera que hace que su santuario interior sea muy confiado”.

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