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Julian Assange: un repaso por la vida controvertida del fundador de WikiLeaks
El australiano, de 49 años, espera saber el lunes si la justicia británica decide finalmente extraditarlo a Estados Unidos, que lo reclama para juzgarlo por espionaje y podría condenarlo a hasta 175 años de prisión.
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Julian Assange, fundador de WikiLeaks, es una figura controvertida que polariza opiniones: infatigable defensor de la transparencia para unos, es para otros un peligroso divulgador de secretos, lo que le valió ser reclamado por Washington para juzgarlo por espionaje.
El australiano, de 49 años, piel pálida, cabellos canos y expresión sobria, que esgrime a veces una media sonrisa sarcástica, pasó más de ocho años privado de libertad.
Primero, refugiado desde junio de 2012 en la embajada de Ecuador en Londres para no ser extraditado a Suecia por unas acusaciones de violación que él denunciaba como una trampa para entregarlo a Estados Unidos.
Después, desde su espectacular detención por la policía británica en abril de 2019 cuando el presidente ecuatoriano Lenin Moreno le retiró la protección ofrecida por su predecesor Rafael Correa, recluido en una prisión de alta seguridad cerca de Londres.
Con graves problemas de salud según sus abogados, coordinados a nivel internacional por el exjuez español Baltasar Garzón, ha luchado desde allí contra el proceso de extradición iniciado por Estados Unidos, que lo quiere juzgar por espionaje, acusación que podría costarle una condena de 175 años de cárcel.
Assange y WikiLeaks se hicieron famosos en 2010 con la publicación de cientos de miles de documentos secretos estadounidenses que dejaron al descubierto sus prácticas en las guerras de Irak y Afganistán.
Pacifistas y defensores de la transparencia lo alabaron por haber revelado muertes de civiles, actos de tortura y operaciones militares clandestinas.
Pero la difusión en línea de documentos no editados, que dejaban al descubierto nombres de informadores, le valió el distanciamiento de algunos periódicos que habían colaborado inicialmente con él y Washington lo acusó de poner vidas en peligro con su irresponsabilidad.
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Elecciones estadounidenses e independentismo catalán
Su largo encierro en la embajada ecuatoriana había ido apagando su protagonismo mediático, hasta que en noviembre de 2016 se inmiscuyó en las elecciones estadounidenses y en octubre de 2017, en el proceso independentista catalán.
WikiLeaks contribuyó probablemente a la victoria de Donald Trump al publicar miles de mensajes secretos de la campaña de su rival demócrata Hillary Clinton, aparentemente filtrados por Rusia. Y respaldó a los independentistas catalanes contra el gobierno español de la época, difundiendo imágenes de la dura respuesta policial al referéndum de independencia prohibido.
Se le acusó de divulgar “propaganda rusa”, pero Assange negó estar al servicio de Moscú: “WikiLeaks ha publicado más de 800.000 documentos relacionados con Rusia o [su presidente Vladimir] Putin, y la mayoría son críticos”, dijo.
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“Egocéntrico” y “obsesivo”
Assange nació el 3 de julio de 1971 en la localidad australiana de Townsville. Su madre, la artista teatral Christine Ann Assange, se separó de su padre antes de que naciera Julian, quien durante 15 años vivió en más de 30 ciudades, antes de establecerse en Melbourne.
Alumno inteligente, estudió matemáticas, física e informática en la universidad sin llegar a licenciarse. Lo sedujo entonces la piratería informática y llegó a entrar en las webs de la NASA y el Pentágono con el seudónimo de “Mendax”.
Cuando WikiLeaks saltó a la fama, se lo saludó como a un genio informático y un mesías libertario. “El hombre más peligroso del mundo”, se titulaba una biografía suya.
Pero rápidamente arreciaron las críticas. Viejos amigos y colaboradores lo describieron como “egocéntrico”, “obsesivo” y “paranoico”.
“El hombre que presume de desvelar los secretos del mundo, no soporta los suyos”, sentenció Andrew O’Hagan, a quien pidieron que escribiera una biografía de Assange y acabó por tirar la toalla.
“Determinado” y “comprometido”
Pero otros, como la veterana periodista australiana Mary Kostakidis, que lo visitó en la legación ecuatoriana en 2013 y en la cárcel londinense en 2019, aseguran que es “todo lo contrario a un narcisista”.
Es un hombre “con principios, muy determinado, muy comprometido con el proyecto”, aseguró hace un año al diario Sunday Morning Herald, dando a entender, como ya lo han hecho otros y pese a la falta de un diagnóstico formal, que puede sufrir síndrome de Asperger, un tipo de autismo que afecta a las relaciones sociales.
Entre sus defensores figuran famosos como la actriz estadounidense Pamela Anderson, la diseñadora británica Vivienne Westwood, el exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis o el roquero Roger Waters.
Durante sus años en la embajada de Ecuador, donde denuncia que todos sus movimientos fueron espiados, tuvo en secreto dos hijos con la abogada sudafricana Stella Morris.
Assange tiene al menos otro hijo, Daniel, de unos 30 años.
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Decisión final
Assange espera saber el lunes si la justicia británica decide finalmente extraditarlo a Estados Unidos, que lo reclama para juzgarlo por espionaje y podría condenarlo a hasta 175 años de prisión.
El australiano, de 49 años, conocerá en una vista en la corte penal de Londres si la jueza Vanessa Baraitser considera pertinente la petición de extradición presentada por la justicia estadounidense.
Sin embargo, su decisión puede ser recurrida por ambas partes, lo que podría prolongar la larga saga judicial que rodea a Assange desde 2010, poco después de que su web WikiLeaks publicase cientos de miles de documentos militares y diplomáticos confidenciales que pusieron a Estados Unidos en más de un aprieto.
Los abogados de Assange llevan meses alertando sobre el frágil estado físico y mental del australiano, que apareció confuso y con dificultades para expresarse y estuvo ausente de algunas vistas por problemas de salud.
Está previsto que la jueza británica Vanessa Baraitser dictamine mañana en una audiencia programada en el tribunal penal de Old Bailey, en Londres, si autoriza la entrega del periodista a la Justicia estadounidense, Washington lo reclama por 18 delitos de espionaje e intrusión informática castigados allí con hasta 175 años de cárcel.
Por su parte, la prometida de Assange, Stella Morris, con quien comparte dos hijos pequeños, acudirá previsiblemente mañana al tribunal británico acompañada de su equipo legal.
En un artículo publicado hoy en el dominical Mail on Sunday, Morris señaló que si el tribunal falla en contra de Assange el dictamen “sería un desastre para el Reino Unido, tanto política como legalmente”.
Durante el proceso judicial han declarado ante el tribunal numerosos testigos de la defensa, en apoyo de su tesis de que las acusaciones de Washington contra su cliente están “políticamente motivadas” y no afrontaría un juicio justo en ese país, si bien la fiscalía mantiene que se trata de actos criminales.
Han prestado testimonio varios psiquiatras, que aseguraron que el periodista, delicado de salud, padece “un trastorno del espectro autista” y “presenta riesgo de suicidio” si es entregado a EE.UU., algo que ha tratado de evitar desde que fue detenido en Londres en 2010 a petición de Suecia por presuntos delitos sexuales de los que no fue acusado y que ya han sido archivados.
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