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El gimnasio de boxeo debajo de un puente de México que lucha contra las adicciones [FOTOS]
Bajo un puente en las afueras de la Ciudad de México, la familia Ramírez instaló un gimnasio de boxeo para mantener a los jóvenes de su vecindario alejados del crimen y las drogas
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"En este gimnasio empecé a participar con mi papá y pues aquí empezamos a entrenar", dice con la sonrisa que le dejó la victoria en su tercera pelea profesional cuatro días atrás. (Foto: AFP)
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El boxeo corre por las venas de la familia de Miguel Ramírez, y su hija Fernanda fue la primera en ponerse los guantes en el gimnasio. (Foto: AFP)
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La idea del lugar, que está perpetuamente acompañado del ruido del tránsito y de los negocios cercanos, es alejar a los niños de las adicciones. (Foto: AFP)
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Hoy, varios niños y niñas de la localidad se ponen las vendas de boxeo en las manos mientras otros pelean con su sombra y algunos golpean decididos los costales bajo la mirada de Ramírez. (Foto: AFP)
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Hace 10 años, antes de que se escucharan los golpes de los guantes sobre los costales de boxeo, por debajo del puente estaba repleto de basura y escombros. (Foto: AFP)
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Con mirada decidida y gruesas manos de boxeador, Ramírez puso sus primeros costales de boxeo y un pequeño cuadrilátero debajo de un puente vehicular en Ecatepec, un suburbio de Ciudad de México. (Foto: AFP)
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Después de un tiempo, se decidió a poner un gimnasio que hoy lleva su apellido. (Foto: AFP)
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Exjugador de fútbol profesional y exboxeador amateur, Ramírez, de 50 años, entrenó peleadores por 12 años en centros de rehabilitación. (Foto: AFP)
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La idea de entrenar boxeadores le vino a Miguel Ramírez cuando uno de sus hijos dejó ir la oportunidad de jugar fútbol profesional en México por un problema de adicciones. (Foto: AFP)
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El gimnasio de boxeo debajo de un puente de México que lucha contra las adicciones. (Foto: AFP)
Fecha Actualización
La idea de entrenar boxeadores le vino a Miguel Ramírez cuando uno de sus hijos dejó ir la oportunidad de jugar fútbol profesional en México por un problema de adicciones.
Exjugador de fútbol profesional y exboxeador amateur, Ramírez, de 50 años, entrenó peleadores por 12 años en centros de rehabilitación, en donde se decidió a poner un gimnasio que hoy lleva su apellido.
"Saqué muy buenos prospectos para el box y me nació la idea de poner un gimnasio, se me presentó la idea de ponerme abajo del puente", dice Ramírez, quien también se dedica a vender tacos por las mañanas.
Con mirada decidida y gruesas manos de boxeador, Ramírez puso sus primeros costales de boxeo y un pequeño cuadrilátero debajo de un puente vehicular en Ecatepec, un suburbio de Ciudad de México conocido por sus problemas de inseguridad y feminicidios.
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Hace 10 años, antes de que se escucharan los golpes de los guantes sobre los costales de boxeo, por debajo del puente estaba repleto de basura, escombros y las piezas de automóviles destartalados de los talleres mecánicos cercanos.
Hoy, varios niños y niñas de la localidad se ponen las vendas de boxeo en las manos mientras otros pelean con su sombra y algunos golpean decididos los costales bajo la mirada de Ramírez, su padre y su hija, quienes regentean el lugar sin ningún tipo de patrocinio.
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"Todo esto que ven ha sido del bolsillo de nosotros, de la familia Ramírez", dice.
La idea del lugar, que está perpetuamente acompañado del ruido del tránsito y de los negocios cercanos, es alejar a los niños de las adicciones, enseñarles deporte y así evitar que engrosen las filas de la delincuencia.
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"Tenemos bastantes niños, porque en vez de darles opción a que piensen cosas malas, cansarlos aquí, que hagan una actividad deportiva, y la verdad pues quitarlos de esas adicciones, de esos robos, enseñarlos a ser gente de bien", dice Ramírez a medida que más niños y jóvenes van entrando al gimnasio.
— "Esto es mi vida" —
El boxeo corre por las venas de la familia de Miguel Ramírez, y su hija Fernanda fue la primera en ponerse los guantes en el gimnasio
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"Empecé viendo a mi papá. Yo estaba en el baile pero veía cómo entrenaba y dije 'yo quiero box'", dice Fernanda, de 25 años, y quien se retiró con un palmarés de varias medallas en torneos regionales amateur.
Fernanda, quien espera a su segundo hijo, trabaja entrenando chicos en el gimnasio con su padre. "Esto es mi vida, me encanta ponerle atención a los chavos (jóvenes), enseñarles lo que yo sé", dice.
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Su paso por el boxeo también inspiró a su hermano Miguel Ángel, quien a sus 17 años es boxeador profesional y el orgullo de su familia y del gimnasio bajo el puente.
"En este gimnasio empecé a participar con mi papá y pues aquí empezamos a entrenar", dice con la sonrisa que le dejó la victoria en su tercera pelea profesional cuatro días atrás.
"(El gimnasio) no solo me beneficia a mí sino a muchas personas", agrega.
Fuente: AFP
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