Nazarbáyev, que llegó a la jefatura del Partido Comunista de Kazajistán en 1989, dos años antes del descalabro de la Unión Soviética, fue en su momento uno de los principales apoyos de Mijaíl Gorbachov en su esfuerzos, estériles a la postre, de impedir la desintegración del Estado soviético.