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Pekín en alerta naranja por contaminación
La capital china limita su producción industrial para reducir emisión de gases tóxicos. En otras ciudades del país se vive una situaciónn similar.
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Pekín decretó hoy por primera vez la alerta naranja por la nube de contaminación que cubre la ciudad y se limitó la producción en la industria para reducir la emisión de gases tóxicos, así como la circulación de ciertos vehículos.
Los activistas medioambientales hablaron hoy de la "peor situación de 'smog'" que ha vivido la capital en su historia.
Como respuesta se paralizó la producción en 58 empresas de los sectores metalúrgico y químico que son responsables de una alta polución, según el gobierno local. En otras 41 fábricas, así como en la industria cementera, se redujo las emisiones en más de un 30%.
El plan de urgencia también establece que queden parados el 30% de los autos del Gobierno, del Partido Comunista y de las municipalidades. Los vehículos privados siguen funcionando sin limitación.
También se interrumpieron las actividades al aire libre de los escolares en las zonas de la capital más afectadas. La alerta naranja es la segunda más grave. Las autoridades recomendaron a los ciudadanos no salir de sus casas, en especial a los niños, ancianos y enfermos.
Los hospitales de Pekín informaron que han aumentado los pacientes con problemas cardíacos y de circulación, así como las enfermedades respiratorias, debido a la densa nube de contaminación que cubre la capital china desde el último jueves.
La contaminación atmosférica en Pekín también se vive en decenas de grandes ciudades chinas. La molestia por esta situación se expresa abiertamente en internet y buen número de medios de comunicación, con críticas al desenfrenado ritmo de crecimiento económico del país.
Durante el fin de semana, una espesa niebla con un aire muy cargado de partículas finas envolvió el norte y este de China, donde afectó a los transportes y provocó una venta masiva de mascarillas.
La densidad de partículas de 2,5 micrones de diámetro (PM 2,5), las más peligrosas, superaron en ciertas zonas el límite de 993 microgramos por metro cúbico, según el Centro de Vigilancia Medioambiental de Pekín.
Las PM 2,5 pueden penetrar hasta en los alvéolos pulmonares y emigrar a la sangre.
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