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¿Por qué los evangélicos blancos se oponen a las vacunas?
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A medida que avanza el proceso de vacunación contra la COVID-19 en EE.UU., aumenta la reticencia de un sector de la población a inocularse una dosis. En este grupo destacan los evangélicos blancos. Se calcula que hay unos 41 millones de adultos de ese segmento demográfico en el país. Según el Centro de Investigación Pew, especializado en sondeos y estadísticas, cerca del 45% dijo a finales de febrero que no se vacunaría.
De acuerdo con el diario The New York Times, los evangélicos esgrimen una serie de objeciones morales, médicas y políticas para mostrar su postura antivacuna. Si bien muchos líderes religiosos de esa fe se han mostrado a favor de la vacunación, otros personajes mediáticos han exacerbado temores en contra.
Entre quienes han despotricado contra las vacunas se encuentra Gene Bailey, presentador de un programa de entrevistas centrado en las profecías en el Victory Channel. Según The New York Times, él advirtió a su audiencia en marzo que el Gobierno y las “entidades globalistas” van a “usar bayonetas y prisiones para meter a la fuerza una aguja en tu brazo”.
Por su parte, Simone Gold, una prominente escéptica de la COVID-19 que participó en la toma del Capitolio del 6 de enero, dijo a una congregación evangélica en Florida que estaban en peligro de ser “coaccionados a tomar un agente biológico experimental”.
Aborto
Uno de los principales argumentos de los evangélicos en contra de las vacunas es vincularlas con el aborto y ser producidas a base de tejido fetal. De acuerdo con la agencia de noticias AFP, las células-madre de fetos abortados en las décadas de 1960, 1970 y 1980 —reproducidas en laboratorios desde hace décadas como “linajes celulares”—, han sido utilizadas por gran número de investigadores en las diferentes etapas de desarrollo de las vacunas contra la COVID-19, por ejemplo por los grupos Astra Zeneca, Moderna y Pfizer, de acuerdo a documentación asequible en el sitio web del Instituto Europeo de Bioética.
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No obstante, las vacunas no incluyen tejido fetal, y no se requieren más abortos para fabricarlas. Grupos católicos también expresaron reparos al respecto, pero el Vaticano explicó que el vínculo entre una persona que está siendo actualmente vacunada y los fetos abortados en el siglo pasado es “distante”.
De hecho, en diciembre, una nota publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe, refrendada por el papa Francisco, señaló que “es moralmente aceptable recibir vacunas (contra) COVID-19 que hayan utilizado en su desarrollo linajes celulares de fetos abortados durante los procesos de investigación y producción”.
Solo el 22% de los católicos en EE.UU. dicen que no se vacunarán, menos de la mitad de la proporción de evangélicos blancos.
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