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Tragedia mortal: Terremoto en Turquía y Siria
El número de víctimas mortales en ambos países ha superado los 21 mil, mientras los rescatistas apuran sus labores.
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El reloj marcaba las 4:17 de la madrugada del lunes cuando el terror empezó a desatarse. De pronto, mientras todos dormían, el suelo empezó a moverse, todo comenzó a moverse. Paredes, postes, automóviles, edificios. El caos empezó a reinar mientras los gritos se confundían entre la oscuridad y el amanecer. El desastre era inminente: 7.8 de magnitud, aunque para muchos fue el fin del mundo. El epicentro se ubicó a solo treinta kilómetros de la ciudad de Gaziantep, de dos millones de habitantes, pero la desgracia se extendió por varias ciudades más, incluso a Siria, que parece estar padeciendo un castigo perpetuo desde hace décadas. El amanecer, unas horas más tarde, no hizo sino confirmar el retrato de un infierno.
Pero la fatalidad puede ser aún más cruel. Horas después, un nuevo terremoto de magnitud 7.5 terminó de derrumbar lo que había quedado en pie. La tragedia cumplía así su primera etapa: la del terremoto. Empezaba un tiempo más espinoso y doloroso: la búsqueda de sobrevivientes, mientras el mundo empezaba a darse cuenta de la real magnitud del desastre.
ENCLAUSTRADA
Ubicada entre dos importantes fallas y enclaustrada por tres grandes placas tectónicas, Turquía es una de las zonas sismológicas más complejas y activas del mundo. El país está asentado en la placa de Anatolia, delimitada al norte por la placa euroasiática, al este por la placa arábiga y al sur por la placa africana. Aunque es una zona donde se puede esperar que un sismo grande ocurra en cualquier momento, aún es imposible predecir la llegada de uno.
A causa de este peculiar espacio geográfico, los últimos sismos fuertes en Turquía no suelen ser tan distantes. Por ejemplo, el año 1999 se registró un seísmo de magnitud 7.4 que causó 17,000 víctimas. En 2011, otros dos acabaron con la vida de más de 700 personas. En 2020, otro terremoto causó 26 muertos y 800 heridos.
El sismo del lunes 6 se desarrolló en una de las fallas (como se denomina a las fracturas por las que se deslizan las placas tectónicas) que atraviesa Turquía, precisamente en la falla de Anatolia Oriental, que es a su vez una línea imaginaria cerca a la frontera con Siria. Es por ello que causó casi el mismo desastre en ambos países. Según registros, tan solo esta zona acumula medio centenar de terremotos de magnitud igual o superior a 6 durante los últimos 100 años. Y en los próximos años el panorama podría ser peor. Investigadores del Centro de Investigación de Geociencias de Alemania (GFZ) presentaron en 2019 un estudio en la revista Nature donde sugieren que la tensión tectónica de la placa de Anatolia es aún mayor que en 1999. Esto podría sugerir que terremotos más intensos podrían registrarse de manera más frecuente.
Los especialistas se encuentran divididos aún al calificar al segundo sismo como un evento independiente o llamarlo réplica (ocurrieron alrededor de 100 tras el primer terremoto). Como explica Stephen Hicks, sismólogo del University College de Londres (UCL) para la BBC, un suceso así solo suele ocurrir en el 10% de casos. Eso sí, advierten que pasarán varios meses hasta que la región vuelva a estabilizarse.
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UNA SEMANA DESPUÉS
Las ciudades de Gaziantep, Osmaniye, Kahramanmaras, Adiyaman o Malatya han sido las zonas más afectadas debido a su cercanía con el epicentro; sin embargo, el desastre es casi igual o mayor en otras provincias circundantes. Las imágenes del satélite que muestran el antes y después registran que carreteras, mezquitas, edificios residenciales, puentes y parques han pasado a ser solo escombros. Los vehículos destruidos o aplastados por alguna pared o construcción también forman parte del paisaje aterrador.
Las víctimas mortales, a la fecha, sobrepasan 21 mil. La última actualización del gobierno turco sitúa el número de fallecidos en 17,674 y el de heridos en más de 72,000. En Siria, los muertos son 3,377. De esta forma, ya se superó el número fatal del sismo de 1999 en Mármara (Turquía) que llegó a los 17 mil y que permanecía como el más mortífero de los últimos años. En los medios turcos han comenzado a llamar a este terremoto como “La tragedia del siglo” mientras narran los funerales conjuntos que se vienen haciendo costumbre en los cementerios del país. El número de huérfanos, por otro lado, es incalculable.
Durante los últimos días, decenas de rescatistas han llegado al país para ayudar a buscar sobrevivientes. El clima ha sido un obstáculo. El intenso frío que azota la región en esta época del año ha provocado lentitud en los trabajos y ha reducido las probabilidades de encontrar personas con vida bajo los escombros debido a la hipotermia. Aún así se han presentado historias de esperanza, como el rescate de un niño en Hatay que pasó 79 horas atrapado entre los escombros o la niña que fue encontrada dos días después del sismo con vida y protegiendo a su hermanito.
Datos:
- Las cuadrillas de rescate siguen buscando sobrevivientes, pero en algunas zonas ya se realizan labores de demolición de los edificios que no son seguros.
- Unos 23 millones de personas están “potencialmente en riesgo, incluidos unos cinco millones de personas vulnerables”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que teme una grave crisis sanitaria, con enfermedades como el cólera, que causaría aun más daños que el terremoto.
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