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Y se hizo la luz: así cambia la vida de los mexicanos más pobres un panel solar
México | luz | Hasta 6.000 personas se han beneficiado del programa Iberdrola México Luces de Esperanza, proyecto que lleva energía eléctrica a Oaxaca, uno de los estados más pobre del país.
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Luego de 74 años de vivir en noches oscuras, Don Simón tiene una nueva alegría: un panel solar entre su casa y el corral de sus cabras. Eso le ha cambiado la vida, pues ya no necesita ver, desde la colina, la alegría nocturna de los demás. Ahora, pulsa un interruptor y disfruta su luz propia. Y es así como Simón Carreño, un hombre de campo, es uno de los 6.000 beneficiarios del programa de Iberdrola México Luces de Esperanza, un proyecto para llevar energía eléctrica a los más desfavorecidos del sureño estado de Oaxaca.
“Por la noche, como no tenía luz, tenía que salir a sentarme en una sillita. Sentadito, pensando y viendo luz, (razonaba) que todos tienen luz, que todos están como vivos y yo me sentía como exprimido, como desapartado. Hoy me siento con alegría”, reconoce Don Simón.
Iberdrola México lleva energía eléctrica a 60 comunidades de la Huasteca Potosina y Oaxaca. Según el Consejo Nacional de Población (CONAPO) de México, en promedio, 7 millones de personas viven en pueblos aislados y sobreviviendo bajo las carencias de los servicios básicos, como alimento, agua o luz eléctrica.
Luz y alegría
El programa empezó con 95 paneles en el municipio de San Pedro Pochutla, en Oaxaca, y las comunidades aledañas, como la de El Zapotal, donde Simón vive con su ganado, su mujer 50 años más joven que él y su hija de 3 años. “Estoy más contento, porque tengo luz y tengo mi compañía”, confiesa, mientras presume de los cuatro focos que ahora dan vida a su casa y a su familia.
Desde el hogar de Simón se ve todo San Pedro Pochutla, a diferencia de la casa de Odelia Hernández, pues no hay quien la distinga entre la maleza. Al menos de día, porque de noche su nuevo sistema eléctrico delata que al otro lado del bosque vive una familia ahora más feliz.
“Nos da una esperanza (tener luz), más que nada por los niños, que ellos tienen la esperanza de cambiar su forma de vida, su manera de vivir. Nosotros ya estamos más grandes, pero ellos sí tienen esa facilidad que nosotros no tuvimos”, cuenta Odelia bajo la bombilla de su porche.
Odelia, junto a su marido, Félix, está criando a dos hijos en El Zapotal. Son niños que han visto la luz en casa mucho antes que su madre, quien tardó los 36 años que tiene en hacerlo. Gracias al panel solar, puede “hacer todo” en su hogar. “Ahora ya tengo mi licuadora, puedo tener la luz más tiempo en la noche, puedo estar despierta más tiempo. Porque sin luz es como el pollito, te vas a dormir temprano porque no hay qué hacer, no hay qué ver”, bromea.
Como Odelia, ya son 380 habitantes de San Pedro Pochutla que ven nacer la luz en sus hogares, debido a este proyecto de Iberdrola, en colaboración con Iluméxico y el Gobierno de Oaxaca.
Un Estado precario
En Oaxaca, uno de los estados más pobres del país, dos de cada tres personas de la región, viven en situación de pobreza. Este 66,4 % de personas pobres equivale a 2,7 millones de personas. Todavía quedan, según los datos oficiales, más de 35.000 habitantes sin energía eléctrica en su hogar.
Abel Ramírez es un asentado en la comunidad de El Roque y vive junto a su madre, sus hermanos y su familia. Hace unas semanas, pusieron paneles solares en las cinco casas que forman su vecindad. “Hay muchas personas que vienen y ven el equipo. Y dicen: ‘no hombre, qué maravilla’. Nos preguntan que dónde lo conseguimos. Fue de sorpresa, nosotros estamos igual sorprendidos porque nunca imaginamos esto”, admite ilusionado porque ya tiene una televisión y podrá tener una mejor calidad de vida.
Los beneficiarios del proyecto, para el que Iberdrola México invertirá 30 millones de pesos (cerca de 1,5 millones de dólares) dentro de los próximos cinco años, pagan 80 pesos (4 dólares) al mes que se destinan a cubrir los costes de eventuales reparaciones, aunque la empresa anunció esta semana que reducirá el pago a 2,5 dólares mensuales.
Un 2020 de luz
La mujer de Abel, Sarai Matías, tenía luz en su infancia, pero cuando se mudó con su esposo solo se alumbraba con candil, lámparas o veladoras. Hasta que eso se acabó para todos en esa casa, incluida su hija, quien ahora podrá hacer las tareas escolares que pasan en la televisión de México, debido a una medida tomada por las autoridades en Educación para evitar riesgos de contagio por la pandemia del Covid-19.
Los animales ya no se acercan a la casa y la niña se “siente más libre” sin tener que hacer frente a la oscuridad gracias a una luz que le permitirá tener este año la primera iluminación por Navidad de su vida, una ilusión recurrente cada diciembre.
Para estas familias oaxaqueñas beneficiadas por el programa Luces de Esperanza, el año de la pandemia tendrá siempre un recuerdo distinto, en comparación con el que guardará el resto del mundo. “Al menos nosotros sí tenemos otra forma de ver el 2020. Nos llegó el proyecto. A nosotros nos iluminó, nos alumbró la vida el 2020”, asegura ella con los ojos humedecidos.
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