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2025 y la IA: Un punto de partida

“Tener una base sólida en las principales aplicaciones y herramientas (de IA), desarrollar la capacidad de experimentar con ellas y entender cómo combinarlas”.

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Por Kiko Lunardon

El mundo de la inteligencia artificial se parece a un mapa que se redibuja a sí mismo mientras intentas trazar una ruta. Cada semana aparecen nuevas herramientas, enfoques y expectativas sobre lo que esta tecnología puede (o no) hacer por nosotros. De cara a 2025, este panorama en constante cambio sugiere un punto de inflexión: será muy valioso desarrollar habilidades que permitan moverse con agilidad entre diferentes herramientas y aplicaciones de IA.

Durante mucho tiempo, la especialización en un área concreta ha sido una vía segura para el éxito profesional. Sin embargo, la IA está reconfigurando estas reglas. Hoy, un modelo de lenguaje puede redactar contratos legales mejor que un abogado junior, diagnosticar enfermedades con la precisión de un radiólogo o escribir código más rápido que muchos desarrolladores. Aunque la especialización sigue siendo valiosa, depender exclusivamente de una habilidad técnica en un mundo donde las herramientas de IA avanzan a un ritmo exponencial puede ser un riesgo.

En este contexto, surge la figura del generalista de IA, alguien con capacidad para combinar conocimientos, explorar nuevas aplicaciones y moverse con confianza entre áreas que antes parecían completamente separadas.

Un generalista de IA puede tener nociones básicas de desarrollo usando plataformas como Replit o Bolt AI para crear aplicaciones funcionales sin necesidad de escribir código complejo. Entiende los fundamentos de la automatización con herramientas como Zapier o Make.com, lo que le permite configurar flujos de trabajo eficientes. Conoce los principios de la creación de contenido visual mediante MidJourney para imágenes, Runway para videos y Suno para música. También puede trabajar con herramientas como ChatGPT para redacción y Notion AI para organizar información de manera clara y efectiva.

Para que tengan una idea, Sam Altman, CEO de OpenAI, comentó que entre sus amigos directores ejecutivos de tecnología todos están haciendo apuestas sobre cuándo veremos la primera empresa unipersonal de mil millones de dólares. La visión de Altman refleja un escenario extremo, pero valioso: la IA está democratizando habilidades que antes eran exclusivas de especialistas. Y aunque esa realidad aún parezca lejana, ahora es el momento de construir una base generalista que nos permita aprovechar estas oportunidades.

Para la mayoría de nosotros, el enfoque más práctico para 2025 es comenzar por aprender un poco de todo en IA: tener una base sólida en las principales aplicaciones y herramientas, desarrollar la capacidad de experimentar con ellas y, sobre todo, entender cómo combinarlas para crear soluciones innovadoras.

Estas habilidades permiten navegar con más confianza en un mundo donde las herramientas evolucionan constantemente. La clave está en desarrollar la capacidad de aprender rápido, adaptarse con fluidez y conectar los conocimientos adquiridos para resolver problemas reales.

La IA no es una amenaza para quienes estén dispuestos a adaptarse. Es, en cambio, una oportunidad para quienes se atrevan a explorar sus capacidades, conectar puntos que antes parecían aislados y aprovechar las herramientas disponibles para crear valor. El desafío no está en saberlo todo, sino en estar siempre listos para aprender algo nuevo y aplicar ese conocimiento con criterio.

El 2025 no es un punto de llegada, sino un punto de partida. Lo que hagamos ahora, la forma en que adoptemos esta mentalidad y las habilidades que desarrollemos en torno a la IA definirán el camino que recorreremos en los próximos años. Tal vez entre quienes den este paso esté el primer fundador de una empresa unipersonal de mil millones de dólares.

¡Feliz 2025!

 

 

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