¿Qué esperamos el grueso de peruanos del mensaje de 28 de julio de la presidenta Dina Boluarte?, nada. O más bien debiera replantear la pregunta ¿Qué esperamos de provecho, de impacto, que mejore la calidad de vida de los ciudadanos? De nuevo, nada. Lo que sin ser agorera aguardaría del discurso ante el Congreso de la República, es que sea una monserga interminable de autoelogios por avances de gestión si tomamos como referencia los anuncios del año anterior, cifras, porcentajes, montos de dinero, dizque invertidos y materializados en obras, difícilmente de contrastar (debería habilitarse un link para corroborar la data). Luego vendrán, en mi opinión, las promesas de acciones a futuro que difícilmente se cumplirán, porque esta es una gestión que le restan 24 meses, si es que la luna de miel con los congresistas no se acaba o interrumpe antes, dando por terminada la secuela del gobierno del hombre del sombrero Pedro Castillo, sea por cálculo político dándoselas de fiscalizadores o ante un escándalo o destape de corrupción del momento que sea muy rochoso, increíble no lo fuera la muerte de 49 peruanos en las protestas sociales. Es altamente probable también que el mensaje de 28 de julio contenga su dosis de victimización de la jefa del Estado, apelando convenientemente a su condición de mujer y pretextar ser perseguida por operadores de justicia politizados, a su juicio, pero que nada de esto la distrae de su voluntad y entrega por los más vulnerables, aquí aplicaría el refrán. ¡Quien no te conozca que te compre! Lo que nos espera será insufrible, pero por civismo debemos verlo en tiempo real.
Desde aquí hago la invocación a los asesores de la jefa del Estado y ministros halagüeños, que los peruanos nos daríamos por satisfechos si no hay sobresaltos en el mensaje de Fiestas Patrias, cero anuncios de farras que comprometan más las pocas espaldas financieras del Perú, que se garantice el abastecimiento de medicamentos a los establecimientos de salud en todo el territorio nacional y a los pacientes de enfermedades raras o huérfanas, entre las que se cuentan las oncológicas y si es necesario, sugerimos se proponga una Comisión de Notables, que fiscalice este abastecimiento.
Sobre la inseguridad ciudadana, lo único de importancia sería, que se fortaleciera los grupos de inteligencia de la Policía Nacional y se les dotara de logística y autonomía, porque las bandas delincuenciales, los extorsionadores y el sicariato, están desatados. Sea breve presidenta Boluarte, lo que diga, dado su nivel de desaprobación puede ser tomado como quien oye llover. A no ser que anuncie el adelanto de Elecciones Generales, ese sí sería un señor anuncio, las rotativas se pararían. ¡Soñar no cuesta nada!