Este Gobierno ha fracasado estrepitosamente a diferentes niveles y lo más evidente de su inoperancia y negligencia es la escalada de violencia con la que la delincuencia y el crimen organizado están llevando al país al garete. Lo más grave y desesperante es que para Dina Boluarte no pasa nada; al parecer le han hecho creer que ella ha salvado al país. Según la banda de ministros sobones, ella está gobernando espectacularmente, y toda esta ola de violencia es la culpa de los anteriores gobiernos.
En pleno homenaje a nuestro héroe nacional Miguel Grau, se ha despachado uno de sus discursos más hipócritas, vanagloriándose de su gobierno que en realidad es un fiasco en materia de seguridad ciudadana y lucha contra la delincuencia. Claro, si ha tenido de ministro del Interior a un impresentable que solo se ha encargado del trabajo sucio, ¿qué se podía esperar?
Se tumbaron a la Diviac, pasaron al retiro a los mejores oficiales de la Policía Nacional que investigaban a las organizaciones criminales. Se han dedicado a favorecer a oficiales de policía que han deshonrado el uniforme y los han premiado en las altas jefaturas de la institución. Entonces, la delincuencia se siente empoderada, está en su garbanzal, porque es gente de su misma calaña la que nos está gobernando.
Lo que se ha vivido anteanoche en el concierto del grupo Agua Marina, músicos entrañables y muy queridos por el Perú, es una muestra más de la desgracia que estamos viviendo y es la prueba de que nos han entregado en bandeja a los criminales para que nos extorsionen, nos roben, nos secuestren y hasta nos maten, sin que este gobierno haga algo. Su plan de seguridad se ha llamado “paseo”, porque se han dedicado a meternos cuento con sus mesas de diálogo o sus operativos truchos, todo para la foto, cuando en realidad, en la calle el ciudadano se siente en una orfandad desesperante porque nos están matando todos los días.
Esto es producto de las leyes infames de este Congreso de delincuentes que aprobaron iniciativas para que el sicariato deje de ser investigado como organización criminal, para debilitar todo el Código Penal, para que los criminales disfruten de sus bienes mal habidos eliminando la extinción de dominio. Si empezamos a enumerar todas esas leyes malditas aprobadas por este Congreso, inmediatamente nos vamos a dar cuenta del porqué hemos llegado a esta situación insostenible.