Una pena doble esto de que ese policía haya abatido así a ese manifestante. Ese joven revoltoso no tenía por qué perder la vida así de absurdamente y que una familia quede enlutada. Lo otro porque ahora la izquierda, que es la que está detrás de toda esta algarada golpistoide, va a traficar con su cadáver como arma política para intentar tumbarse todo. Como me comentaba un amigo, en un país normal simplemente se le juzga a este policía cretino por hacer esa salvajada y ya está, pero en un sitio estrambótico como es el Perú se culpa políticamente (y hasta penalmente) al presidente de la República de un incidente tan ajeno como si este hubiera jalado el gatillo. Ahora el rojerío, la caviarada, Mohme y su República, Lúcar y su Exitosa, RMP, los actorcitos exhibicionistas de cuarta y todas esas malas hierbas se van a agarrar histéricamente del tema por esta muerte tan lamentable. Ese policía es un idiota sideral, tanto por disparar así de salvajemente como porque lo último que debería haber era un muerto. ¡Si se sintió tan amenazado por la turba, pues debió meter primero un tiro al aire!
Seguramente ahora la izquierda nos machacará con la historia esa de que José María de la Jara —el padre del caviarazo Ernie de la Jara, exmandamás del IDL, exinversor arriesgado y exprofesor de la PUCP— renunció ser ministro del Interior porque bajo su gestión murió el estudiante aprista Ayerbe en el Cusco a manos de la Policía. En realidad, la renuncia de De la Jara fue una irracional tontera poética, porque él no tuvo para nada la culpa y no debió dejar el cargo por eso (nunca debió ocupar ese puesto, que no estaba hecho para un hombre blandengue, sin calle y poco ejecutivo. Sendero Luminoso tuvo mucha suerte de aparecer justo contra tipos timoratos y románticos como el presidente Belaunde y su ministro De la Jara, que después fue recompensado con una embajada en Italia).
Jerí estuvo por ganar holgadamente este primer round contra el golpismo de izquierda. Ahora esto complica todo.