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[OPINIÓN] Aldo Mariátegui: Sobre nuestra decadencia estética
“Ya casi todo es parte de nuestro pasado. El país no ha hecho más que “pacharaquearse” cada vez más en todo y Salazar Bondy pedirá ahora perdón por haber escrito “Lima, la horrible” en 1964″.
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El Perú FUE un país de buen gusto. Produjo músicos finos como Chabuca y Pinglo; poetas de todo tipo (desde tristes como Vallejo hasta eufóricos como Chocano, pasando por oníricos como Eguren); personajes como los chalanes y sus caballos de paso garbosos; barrios residenciales especialmente bonitos como los Barranco, Miraflores y San Isidro antiguos (hoy ya todos estos muy venidos a menos); balnearios atractivos como Ancón y La Punta; un centro de la capital con plazas (Mayor, San Martín, Grau) que ya hubieran querido tener Santiago, Bogotá o Caracas; ciudades provinciales señoriales, como Trujillo o Arequipa; personajes televisivos distinguidos y bien hablados (Madalengoitia, Morosini, Ludmir); políticos de verbo espectacular o de mucho ingenio (Belaunde, Haya, Bedoya, Alan, Barrantes). Y si bien el peruano pudiente nunca se vistió de elegante como un porteño argentino, siempre tuvo mucho mejor gusto en la ropa que los huachafones brasileños, mexicanos y venezolanos o los aburridos y sosos chilenos y colombianos. También había un mayor cuidado en el hablar y hasta ahora nuestro leve acento limeño es considerado afuera hasta como elegante frente al agresivo argentino, el inentendible y chillón chileno, el cansino y lento colombiano, el cantarín mexicano, el agreste boliviano o el tan tan feo venezolano.
Ya casi todo es parte de nuestro pasado. El país no ha hecho más que “pacharaquearse” cada vez más en todo y Salazar Bondy pediría ahora perdón por haber escrito “Lima, la horrible” en 1964. Todo ha bajado mucho de nivel estético y el Perú de nuestros días se ha vuelto barato, grotesco, huachafo, chillón. Y como suele suceder en nuestro país, siempre hay un peor. Esa “estatua” basada en un huaco erótico que han puesto en Moche es el summun del mal gusto y la ordinariez. Nada puede demostrar mejor la actual decadencia estética peruana que ese asco.
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