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(Opinión) Aldo Mariátegui: Solo un miserable puede desear que Lula gane
Sería realmente lóbrego que un bandolero imperialista como Lula volviese a la presidencia de Brasil este 2 de octubre, aunque lo más probable es que haya una segunda vuelta el 30 de octubre. Poca gente le ha hecho más daño al Perú que esa banda criminal político-empresarial compuesta por el lulista Partido de los Trabajadores y Odebrecht (amén de Camargo Correa, Andrade Correa y otros constructores brasileños). Jugaban en pared: Lula les hacía la entrada política (en su deseo de controlar ideológicamente a LatAm) para que estos corrompiesen hasta las hormigas locales y hacer sus obras a precios sobrevaluados.
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Sería realmente lóbrego que un bandolero imperialista como Lula volviese a la presidencia de Brasil este 2 de octubre, aunque lo más probable es que haya una segunda vuelta el 30 de octubre. Poca gente le ha hecho más daño al Perú que esa banda criminal político-empresarial compuesta por el lulista Partido de los Trabajadores y Odebrecht (amén de Camargo Correa, Andrade Correa y otros constructores brasileños). Jugaban en pared: Lula les hacía la entrada política (en su deseo de controlar ideológicamente a LatAm) para que estos corrompiesen hasta las hormigas locales y hacer sus obras a precios sobrevaluados.
Aquí tuvieron de agentes a más de un embajador brasileño, más sus empleados Barata (que le hizo honor a su apellido: “cucaracha” en portugués), Boleira, el barbón Raimundo Serra, Luis Favre y otros truhanes más, a los que no les pasó nada de nada y están felices por allí. Odebrecht tuvo aquí en su nómina a políticos, periodistas (les compraban con asesorías, “charlas” y “talleres”) y funcionarios de todo el espectro político.
Hicieron lo que quisieron: se tumbaron a PPK filtrando documentos de sus tratos con ellos cuando este les obstaculizó la venta multimillonaria de la hidroeléctrica de Chaglla (de la que posteriormente se deshicieron por US$1,400 millones), lograron que el Estado les imponga una multa ridícula (lo que fue defendido y aplaudido por los cipayos peruanos que tienen en los medios y ONG) para una empresa de esas dimensiones y para todo lo hecho (760 millones de soles –610 millones del principal y 150 millones en intereses– a 15 años. O sea, solo casi 51 millones de soles anuales o US$13 millones. ¡Una bicoca!) y encima el juez San Martín, siempre tan elogiado por RMP, les autorizó (fue el ponente) este junio a seguir trabajando en nuestro país.
Bolsonaro puede ser todo lo criticable que quieran, pero solo un miserable en nuestro país puede desear que Lula, el promotor de estas constructoras brasileñas, vuelva al poder este octubre.
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