Mi esposa me acaba de decir que no me ama más y me ha pedido separarnos….. ¿Qué hago? Le estoy rogando, le estoy pidiendo un tiempo, le estoy diciendo que a lo mejor está confundida, le estoy mendigando, voy a hacer de todo para reconquistarla. No puedo entender que no me ame si yo le di todo, me porté bien todo este tiempo. Es una egoísta. Lo di todo por ella, le di todo lo que me pidió, me comí a su mamá un año en la casa cuando la desalojaron… ¡Dime ahora qué hago!
—Ahora vas a agarrar tus cosas y vas a venir a mi casa. Ya perdiste un amor, el de tu esposa. No es un buen momento para perder otro amor, el propio. No pierdas la dignidad, no pierdas el respeto. Vente y aquí conversamos. No supliques, no te humilles, no maltrates, solo ven.
Y asi, de buenas a primeras, exactamente a las 2:30 de la madrugada me convertí en la reencarnación de Esmeralda Checa en su célebre sketch sabatino de Risas y salsa: ‘El correo sentimental la doctora Zapatini y una pena entre dos es menos atroz’.
Luego, vino una larguísima conversación a tres rounds en la sala de mi casa. El primer round fue el del desprestigio. Desde el dolor, la pena, la amargura, la herida fresca con litros de merthiolate cayendo encima, ardiendo. Un solo de insultos y devaluaciones a su aún esposa. Aquí lo único que correspondía por mi parte era únicamente escuchar.
Ciento cincuenta minutos de puteadas, carajeadas y odios jarochos. Eso nos duró hasta las 5:30 de la mañana. El segundo round vino con trago incluido, a petición de mi camarada en desgracia.
—¿Me puedes servir un ron?
—Si claro, pero solo uno porque borracho despechado es bien jodido de contener…
Ahí se escapó una risa y algo comenzaba a aliviarse.
Los próximos minutos iban destinados a explicar el proceso de separación y agradecer el coraje de la otra parte por levantar la manito y pedir: “Chepi bola, ya no quiero continuar”.
—¿Y mis hijos no se irán a traumar?...
—Nooo, no, no. Tus hijos no se van a rayar porque no se ha roto la paternidad. Mientras tus hijos tengan el amor de ambos, nadie saldrá lesionado. Si no tiras tu basura en tus hijos, todo estará bien. A mí me parece un tremendo acto de respeto lo que ella está haciendo. No pasa nada. Hay demasiados fantasmas con ese tema. Si ustedes no tienen una separación desastrosa, nada malo pasará.
Este bloque fue bastante más extenso que el primero y tuvo una característica particular: que a las 7 de la mañana llamaron mis sobrinos a su papá para decirle que se acababan de enterar de la noticia y querían verlo. Estamos hablando de dos adultos de 23 y 21 años, respectivamente.
—Tío, ¿podemos ir a tu casa?…
—Vengan, pero traigan pan de la Rovegno de 2 de Mayo y 250 gramos de jamón inglés para desayunar.
Una vez instalados todos en la cocina, vinieron las preguntas más difíciles que me correspondía hacer. Total, si ya saben como pienso, me imagino que por algo de eso han venido.
—¿Ustedes qué piensan? ¿Es mala su mamá porque dejó de amar a su papá? ¿Tiene acaso tu vieja la obligación de amar cuando ya no le alcanza? ¿Acaso no ocurrieron muchas cosas hermosas en estos 25 años que estuvieron? ¿Es justo que alguien se quede donde ya no quiere estar? ¿Acaso el haber hecho todo lo que hiciste durante tu matrimonio te garantiza tomar la vida de ella a la fuerza? ¿En verdad crees que el amor es algo que solo tú le puedes dar a ella? ¿No te parece valiente de su parte salir de un vínculo que no la expande? ¿Te acuerdas todas las veces que me has dicho que tú quisieras ser como yo y tener los huevos de divorciarte porque ya no sientes nada más que cariño? En nombre de eso que a todos los hace sentirse cómodos y no someterse al qué dirán ajeno, ¿vas a seguir sosteniendo una mentira? ¿Podrías ser capaz de aceptar que en el futuro ella siga expandiéndose con otra persona?… Si tanto la amas como dices que la amas, ¿por qué vas a odiar a alguien que ya no te ame? ¿Solo la amas cuando es con tus reglas y contigo? ¿En serio crees que ella tiene la obligación de amarte? ¿Tanto nos puede costar entender que el amor y el desamor no tienen explicación? ¿Podrían ver a sus papás de aquí a un tiempo siendo felices con otras personas?
Dieron las 2 de la tarde y tocó prender la parrilla. Lo que comenzó como un drama se estaba desarrollando en formato de debate. Mis sobrinos entendieron que eso que estaba ocurriendo le pertenecía a la relación que sus padres generaron: que eso es DE ELLOS.
—Uy, tío, ¿y ahora qué voy a hacer con esto que siento?
—A qué te refieres con ESTO QUE SIENTO. ¿Pena?… Bueno, la vas a sentir, tendrás que procesarla, la vas a pensar y repensar, tendrás que hacerte cargo de lo tuyo sin tirarle ni una rayita de culpa a tus viejos, porque el dueño de lo que tú sientes eres tú. Lo estás sintiendo tú, entonces tú lo resuelves. Lo que siente tu viejo, tu viejo lo resuelve. Lo que sienta tu vieja, ella lo resolverá. O acaso pretenden que sus papitos sigan viviendo un matrimonio de pantalla para que sus hijitos grandulones no se depriman.
Y así pasó un día como hoy hace dos años, saliendo de una pandemia.
Y hoy me permito contar esta historia (previa autorización de los protagonistas) porque acabamos de estar todos juntos aquí en mi casa, literalmente cagándonos de la risa y la felicidad.
Alfonso (mi amigo) con su nueva pareja, Isabella. Cecilia (mi amiga y ex de mi amigo) con su colágeno 10 años menor que ella. Arturo y Alberto (los hijos) con sus respectivas enamoradas. Yolanda (mi exesposa) y mi hija (ambas con sus pretendientes), y Marita (mi esposa) y yo no paramos de reírnos, y hemos comprobado una vez más que EL AMOR ES EXPANSIVO.
El amor es algo que todos habitamos en nuestro ser y tiene distintas manifestaciones. El amor jamás conversará con la posesión ni la pertenencia. El amor no es deseo ni pasión. El amor es incómodo. No todos los amores van a ser correspondidos y, por ende, será mejor no vivirlos o dejarlos ir. El amor no aleja, el amor congrega. El amor no son mariposas en el estómago, eso es cortisol. El amor es diferente, muy diferente al enamoramiento. El amor es una elección pura y dura, es una oferta y demanda. Yo pongo en el mundo mi forma de amar (oferta) y seré lo suficientemente responsable para relacionarme con lo que demando (es decir, cómo me gusta que me amen).
El amor no es el sexo. El amor jamás será la costumbre. El amor te quita y, si lo entiendes ahora, te dolerá menos en el futuro. ¿Y por qué te quita? Porque necesitas darle un espacio en tu vida y, para que así sea, necesitas sacar otras cosas. El amor no es perfecto, no es una varita mágica que te cambia la vida. La vida te la cambias tú mismo. El amor no es una dependencia y muchísimo menos una responsabilidad que yo le pongo sobre la espalda a quien tengo al frente.
El amor no es incondicional, bájense de esa mentira. El amor tiene límites y condiciones. Necesita límites. Y el límite es mi amor propio, el límite es lo que me hace daño, el límite es la ruptura de un acuerdo.
BASTA YA DE AMORES DE MIERDA Y SEAMOS RESPONSABLES CON EL AMOR.