Es una obligación ciudadana estar vigilantes a las nuevas componendas que vienen tramando desde el poder, tanto el Congreso como el Ejecutivo, para arremeter contra los titulares del sistema de justicia. Se sienten acorralados, yo diría que hasta se sienten culpables por los delitos que han cometido en función; por eso no se les ha ocurrido mejor idea que ir por las cabezas del Poder Judicial y el Ministerio Público, para tener así control sobre estas instituciones.
En el Congreso han preparado una batería de denuncias constitucionales contra la fiscal de la Nación, Delia Espinoza, por haber cumplido su función de conminar con los apremios que establece la ley a los involucrados en ilícitos y presentar las denuncias respectivas, contra congresistas, la presidenta y los inefables ministros de Estado. Esto les ha molestado y la tienen en la mira, por eso han empezado los exmilitares que son congresistas, promoviendo una denuncia constitucional para destituirla del cargo, porque les ha dolido que se evidencie los delitos que han cometido, por pretender cobrar doble sueldo utilizando el poder delegado que tienen para beneficio personal, direccionando una ley, eso es delito.
Por eso no es de extrañar que, hasta el presidente del Congreso, Eduardo Salhuana, pretenda justificar estas denuncias constitucionales apócrifas y direccionadas en contra de la fiscal de la Nación, argumentando que supuestamente no ha tenido una actitud cordial y amistosa con los poderes del Estado. Salhuana no es un ignorante, pero la afirmación expresada tiene una intencionalidad, que pretende saltarse la ética y la responsabilidad en el cargo público, porque justamente los fiscales persiguen el delito y no deben esperar un trato preferencial, más aún si la mayoría de sus colegas congresistas están involucrados en ilícitos penales.
Pero el mensaje es evidente. Lo que buscan Salhuana y los congresistas lumpen que tenemos es que el Ministerio Público se alinee a sus decisiones políticas; creen que los cargos públicos les permiten hacer compadrazgos en el poder, y asi tener la venia para que sigan con sus trapacerías y dando leyes infames para favorecer a los delincuentes. No es un naif Salhuana, porque es abogado y conoce muy bien la ley. Los congresistas quieren tener a una fiscal de la Nación sumisa y dócil, para manejarla como han hecho con el impresentable defensor del Pueblo y hasta algunos “honorables” miembros del TC o la JNJ.