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Ascensos a la orden
“No podía ser de otra manera después de lo sucedido con el golpista Pedro Castillo, que buscó favorecer a sus recomendados violando la institucionalidad y el cuadro de méritos en el proceso de ascensos”.
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Concluyó el proceso de ascensos en los tres institutos de las Fuerzas Armadas y salvo algunos amagos de interferencia en el caso del Ejército, finalmente todo quedó aprobado de acuerdo con las propuestas enviadas por los comandantes generales.
No podía ser de otra manera después de lo sucedido con el golpista Pedro Castillo, que buscó favorecer a sus recomendados violando la institucionalidad y el cuadro de méritos en el proceso de ascensos. Cualquier atisbo de una manipulación similar iba a hacer saltar todas las alarmas. Pero felizmente se evitaron mayores controversias y se optó por lo correcto.
Muy atinado si se tiene en cuenta la cantidad de contenciosos que ya arrastra el Gobierno. Uno más, y encima con el alto mando de las fuerzas de seguridad, en las circunstancias que actualmente vive el país, hubiera sido ya suicida para Dina Boluarte y los suyos. Y parece que así lo entendieron en Palacio de Gobierno. Esto porque, según reveló Perú21, al parecer en el Ministerio de Defensa habrían intentado influir en la confección de la lista del Ejército, que fue la última en llegar a manos de la mandataria, mucho después de haber recibido las de la Fuerza Aérea y la Marina de Guerra.
La maniobra habría respondido a un intento de realizar una “revisión” paralela del cuadro de ascensos al grado de general de división, pero que Boluarte cortó de inmediato exigiendo la presentación de la lista oficial. En el Ministerio de Defensa señalan que el ministro “se limita a recibir (la propuesta institucional), revisarla y elevarla a la presidenta de la República”. Y que eso fue lo que ocurrió.
Con las sospechas de este conato de interferencia todavía sin disiparse del todo, cabe recordar lo nefastas que fueron las groseras manipulaciones que se llevaron a cabo en los cuadros de ascensos de las Fuerzas Armadas durante la égida de Pedro Castillo. Un episodio por lo demás indeseable que generó desconcierto e inquietud entre la oficialidad, que, ahora lo sabemos, estuvo motivada no solo por intereses políticos sino como parte de un esquema de corrupción con el objetivo de debilitar a las instituciones castrenses.
Nada de esto debe volver a suceder en el Perú.
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