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No basta el discurso
“Una buena señal sería que el jefe de Estado responda a las interrogantes que la prensa no oficial le quiere formular y a la que él evade”.
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La amenaza de la vacancia presidencial y el escaso respaldo a su continuidad en la primera magistratura –el 53% lo quiere fuera, según la última encuesta de Pulso Perú– parecen haber logrado sacar a Pedro Pablo Kuczynski de su letargo y lo han regresado a las calles en busca del apoyo popular que, con solo 17 meses de gobierno, ya le es esquivo. El jueves fue en Tacna, el martes en Ancón y la semana pasada en Canto Rey y Moyobamba. Ya sea inspeccionando obras, inaugurando pistas o visitando hospitales y colegios, el jefe de Estado busca tener presencia mediática y dejar de ser el émulo de su vecino edil para pasar a la acción, tal como se lo han aconsejado algunos de sus colaboradores.
En esta cruzada, el mandatario está acompañado de sus ministros, que –encabezados por Mercedes Aráoz– se han desplazado a provincias. “Parece un gabinete mudo, a lo Castañeda Lossio”, dijo esta semana a Perú21 el vocero oficialista Juan Sheput. La premier y su equipo buscan contrarrestar esa percepción.
El problema es que no basta con dar la cara en actividades públicas o vanagloriarse del “avance imparable” en la reconstrucción de zonas que han sido golpeadas por la naturaleza no ayer, sino hace un año. Es necesario generar una conexión con el ciudadano que está ávido de respuestas y que, aunque nuestros políticos lo subestimen, ya no se deja engañar con propuestas populistas de aumentos de sueldo o campañas contra problemas que ya eran preocupantes al inicio de este gobierno y no 17 meses después.
Esa postura fue un buen negocio antes, ya no lo es ahora. Confrontar con otros poderes del Estado o victimizarse ante la ciudadanía tampoco lo es. No se quiere un gobierno mudo, pero tampoco uno que recurre al discurso fácil.
Una buena señal sería que presidente responda a las interrogantes que la prensa no oficial le quiere formular y a la que él evade con el apoyo de su seguridad. También lo sería poner en marcha emprendimientos más audaces, como su prometido plan de formalización laboral con la creación de tres millones de empleos hasta 2021. Lo demás solo queda en el papel.
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