[Opinión] Camila Bozzo: Un legado para el olvido

El efímero mandato de este Congreso no ha sido impedimento para que pase por un tubo múltiples leyes inconstitucionales y antitécnicas, y festine procedimientos reglamentarios. Todo con el afán de granjearse el siempre esquivo beneplácito popular. En poco más de un año el TC le ha enmendado la plana tres veces (suspensión del cobro de peajes, retiro de fondos de la ONP y ascensos automáticos en salud) y es probable que lo siga haciendo en las próximas semanas. Son nueve las acciones de inconstitucionalidad interpuestas por el Ejecutivo que están actualmente en trámite, y ayer el presidente Sagasti anunció que presentará dos acciones más contra leyes aprobadas esta semana.

Una contra la ley que otorga facultades sancionadoras a la Contraloría. El Ejecutivo considera que hay disposiciones generales en la ley que pueden abrir la puerta para la arbitrariedad, y también cuestiona que la ley le otorgue a la Contraloría el régimen laboral privado en vez del régimen del servicio civil. La otra acción de inconstitucionalidad se interpondrá contra la ley que aprobó el Código Procesal Constitucional. Varias disposiciones de esta ley, aprobada en tiempo récord, han sido cuestionadas por especialistas. Una de ellas, la que exige a jueces y al TC a admitir demandas improcedentes, revertiría los avances en la reducción de la carga procesal. Cuando una demanda no tiene trascendencia constitucional o cuando no está bien fundamentada el TC puede declararla improcedente de plano (así lo estableció en una sentencia del 2015). Es por esto que el TC ha podido encargarse de temas relevantes y se ha reducido la carga de 10 mil a 2,500 casos.

Si hay algo que ha aglutinado voluntades en este Congreso fragmentado es el anhelo populista. Esperemos que el próximo Congreso no tenga la misma vena irreflexiva aunque, me perdonarán el pesimismo, dado que la mayoría de bancadas representadas hoy en el Congreso estarán también en el siguiente, habrá que ponerles coto a las expectativas