CECILIA BLUME
En 2004, la explotación del gas de Camisea le cambió la vida al Perú.
El gas estuvo enterrado 20 años, desde su descubrimiento hasta su explotación en 2004, no siendo parte de nuestra vida. Fue entonces que creamos una industria con muchos beneficios de los que gozamos hoy, casi sin notarlo.
Camisea es un ejemplo de un proyecto logrado íntegramente con inversión privada, sin dinero público, pero con empuje y visión de las autoridades que, lideradas por Jaime Quijandría, apostaron por la industria del gas. Un proyecto con dos socios, el Estado peruano y las empresas privadas, que trabajaron de la mano, no sin obstáculos, pero con la misma idea: que el país se beneficiara del gas natural.
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Camisea comprende la producción de los campos del lote 88, 56 y 57 en la planta criogénica en Malvinas, la planta de fraccionamiento en Pisco, los ductos de gas y líquidos, la distribución domiciliaria y un ducto de Ayacucho a Melchorita que lleva gas a la empresa de licuefacción y de exportación. Participan 10 empresas privadas de distintas nacionalidades, cada una especializada en alguna etapa del proyecto, que creyeron posible invertir en el Perú. El Estado emitió las licencias y autorizaciones para el proyecto que hoy regula y fiscaliza.
Los peruanos usamos a diario gas de Camisea. Cargamos celulares y laptops, cocinamos y nos transportamos usando gas de Camisea. Los 365 días del año generamos electricidad con gas de Camisea, combustible barato y limpio.
Dos mil doscientos millones de clientes domiciliarios están conectados al gas natural en Lima, Callao, Ica, La Libertad, Áncash y Cajamarca, con ahorros del más del 50% en sus consumos del gas doméstico. Hay más de 400,000 vehículos usando gas en el Perú y por ello más de 320 grifos para surtirlos. Un taxista, usando gas natural, ahorra S/8,800 al año. Por cada empleo directo en Camisea se generan 8 más en la economía.
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En esos 20 años también exportamos anualmente hidrocarburos por US$1,400 millones, y dejamos de importar otros US$2,000 millones de dólares, fortaleciendo nuestras reservas en US$3,400 millones de dólares.
Desde 2004, Camisea generó más de S/60,000 millones para el fisco peruano, S/45,000 millones en regalías y S/15,000 millones en Impuesto a la Renta. Se transfirieron más de S/30,000 millones a los gobiernos regionales y locales del Cusco por canon gasífero y otros S/6,000 millones a través de Fondo de Desarrollo Socioeconómico de Camisea – FOCAM.
La inversión privada total estimada del proyecto de Camisea es de US$14,350 millones, es decir S/54,530 millones, lo que equivale al presupuesto anual del país destinado a la inversión pública de 2024, en los tres niveles de gobierno.
El Perú nunca ha tenido un proyecto con esa inversión, ni público ni privado. Tampoco un proyecto que impacte tanto la vida de los peruanos. Hay mucho por hacer y lo que viene será para mejorar, aún más, la vida de los peruanos.
Por eso, y por los que lo hicieron posible, estos 20 años se celebran.
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