En todos lados existe gente nefasta, pero como que el Perú es uno de los rincones planetarios donde más se concentran tipos así, gente que le cuesta miles de millones de dólares a un país pobre.
El récord lo debe de tener Abimael Guzmán; en su momento se estimó que los daños materiales causados por el terrorismo senderista ascendían aproximadamente a unos US$20,000 millones en costos directos (con costos indirectos podría ser hasta el doble). Velasco también nos costó muchísima plata al retrasar 30 años el desarrollo del país con el estúpido modelo económico estatista que instauró y que duró hasta 1992. Alan 1 y su “Aprocalipsis” 80-85 también nos costó miles de millones de dólares.
Décadas después, aparecieron otros personajes no menos costosos. Uno de ellos es Humberto Campodónico, el principal patrocinador de ese despilfarro demencial que es la refinería de Talara. Allí nomás Campodónico le ha salido costando unos US$6,000 millones al Perú.
Aun así, es muy posible que este Campodónico se ubique detrás del excongresista comunista Marco Arana, que abortó la ejecución del proyecto Conga al comienzo del gobierno del cobarde de Ollanta Humala y que, en estos días, se ha encargado de bloquear aún más su resurrección con un absurdo amparo que irresponsablemente le ha concedido Marco Eloy Aquino Cruzado, un juececito de una corte cajamarquina.
Arana le ha costado US$4,800 millones al Perú solamente por la inversión frustrada en Conga. En cuanto a producción, se estima, se hubieran extraído 680,000 onzas de oro y 235 millones en su primer lustro de operaciones. O sea, entre inversión, tributos y divisas perdidas, Arana debe superar los US$6,000 millones de Campodónico. ¡Qué gran verdad es esa de “el peor enemigo de un peruano es otro peruano”!
P.D.: Sería un suicidio monumental que desaparezcan al Mincetur y que sus representantes comerciales vuelvan a depender de Torre Tagle. Eso NO funcionó. Espero que González-Olaechea no apoye esa necedad sideral.