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Carreteras sin ley
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Otra vez el bloqueo de carreteras. La libre circulación por la Panamericana Norte y la Panamericana Sur cortadas otra vez por el vandalismo de algunos desaforados que, bajo el pretexto de defender sus derechos, atentan violentamente contra los de los demás. El gobierno de Francisco Sagasti no debe seguir tolerando estos ataques irracionales a lo que es un servicio esencial, de transporte, vida y trabajo, para todos los peruanos.
Se ha hecho costumbre aceptar como “normales” estas destructivas medidas de fuerza, que dejan varados a trabajadores, mercaderías y familias enteras, dañando no solo a ciudadanos y negocios que nada tienen que ver con los conflictos laborales en cuestión, sino a la economía del país en su conjunto.
Es inadmisible para cualquier sociedad civilizada que el bloqueo de carreteras se haya convertido en una especie de reflejo inmediato apenas se declara una protesta, cuando en realidad lo legítimo es una manifestación pacífica que no afecte los derechos de los demás. Si la Policía Nacional está sobrepasada por los revoltosos, la emergencia en que estamos justifica plenamente la intervención de las Fuerzas Armadas, pues lo que está en juego es el libre tránsito de las personas por el territorio nacional.
Los derechos de unos terminan donde chocan con los de los demás. En ese respeto mutuo, que defiende la ley, es que las democracias funcionan y prosperan.
Un gobierno de transición que nació turbulentamente y no deja de dar muestras de debilidad, al ser incapaz hasta de defender vías de comunicación que son esenciales para la economía y vida de todos los peruanos, es la peor señal que se les puede dar a los mercados, a los ciudadanos y a los inversionistas. Presidente Sagasti, los bloqueos de carreteras deben acabar.
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