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[OPINIÓN] Mariana Alegre: “Prohibido nadar”
Resulta irónico que, en un país como Perú, campeón panamericano de surf, se implementen restricciones que limiten el acceso a actividades acuáticas.
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La reciente prohibición de deportes acuáticos en las playas de Barranco ha desatado controversia entre ciudadanos y deportistas locales. Bajo el argumento de la “intangibilidad” de las playas, la medida tomada en una sesión extraordinaria del Concejo Municipal ha generado preguntas sobre su real intención, más aún cuando hay videos de personal municipal prohibiendo el ingreso a deportistas con sus tablas, paddles o kayaks. Aunque la municipalidad aclaró posteriormente que la medida solo afectaría a academias que cobran por enseñar deportes acuáticos, ni la redacción del Acuerdo de Concejo ni el actuar de los serenos y fiscalizadores pareciera indicar ello.
Resulta irónico que, en un país como Perú, campeón panamericano de surf, se implementen restricciones que limiten el acceso a actividades acuáticas. Sorprende que, en lugar de promover el desarrollo de actividades deportivas y recreativas que son beneficiosas para la salud de los ciudadanos, se planteen estrategias de restricción.
Además, la distinción entre academias comerciales y ciudadanos deportistas plantea un dilema: ¿por qué restringir a aquellos que podrían contribuir al desarrollo y promoción del deporte? En lugar de fomentar el espíritu deportivo, la prohibición podría desmotivar a talentosos surfistas locales y limitar las oportunidades para futuros campeones, y ni qué decir de los beneficios en la salud mental para niños, adolescentes y adultos.
Por supuesto que la Municipalidad de Barranco tiene el derecho de gestionar las actividades que ocurren en su jurisdicción y, para ello, puede y debe establecer condiciones de seguridad, limpieza y orden. Incluso, ahí donde corresponde podrá asignar licencias e incluso cobrar tasas. Así, gestionará de manera equilibrada la preservación ambiental y la promoción de actividades deportivas.
Además, se abre una interrogante: ¿cómo van a distinguir cuando un ciudadano ingresa al mar con un instructor pagado o no? Bajo esa disyuntiva, ¿el fiscalizador optará por prohibir el ingreso de todos o esta norma será otra más que se torna inaplicable?
A pesar de la historia de medidas que bloquean o restringen el uso del espacio público, ¿será posible que la Municipalidad de Barranco reflexione sobre esta medida, reconozca la importancia de los espacios públicos y trabaje con los ciudadanos para encontrar soluciones que respeten tanto el patrimonio natural como las actividades deportivas arraigadas en la identidad local? Ojalá.
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