¿Pertenece el Estado al diablo?

Fecha Actualización

10/06/2020 - 19:25

Luego de multiplicar panes y peces, Jesús rechazó el poder y la gloria ofrecidos a él por sus saciados comensales. Hizo un quite a su primera tentación, se aisló socialmente y, camino a la montaña, empezó su cuarentena.

El evangelista San Lucas nos cuenta que “llevándole a lo alto el diablo mostró a Jesús todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todos los reinos, porque a mí ese poder me ha sido dado y yo lo doy a quien quiero. Te daré ese poder si te arrodillas delante de mí, todo será tuyo» (…)”.

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Miren bien. Por confesión del diablo todos los Estados del mundo están a sus órdenes y dependen de él. Ahora entiendo por qué los Estados hacen tanto daño y por qué lo incrementan cuando avanzan, sin fin, en tiempos de cuarentena; además de los dictados inoportunos con idas y venidas de instituciones supranacionales, como la OMS.

Y es que es en el Estado o en relación con él que se produce la multiplicación de la corrupción. Es en él, por ejemplo, que oficiales de la PNP y funcionarios del Minsa ponen en indefensión las vidas de sus propios compañeros. Es desde él, como una de tantas veces, que sale un “Swing” directo en la cara, hiriendo a todos con una contratación inútil, abultada y absurda.

Frente a esto, con los ojos morados, solo queda pensar que el Estado es la encarnación del demonio, el becerro de oro que todos adoran y el verdadero anticristo. Dentro del Estado o en relación con él está el verdadero problema de la humanidad.

¿Qué debemos hacer? Además de esta aproximación teológica, sobran contra el Estado cientos de posiciones económicas y jurídicas para hacerlo retroceder y llevarlo a su mínima expresión. Cuanto más chico sea, más chica será su corrupción.

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