La decisión del gobierno de Donald Trump de poner fin a la labor que realiza desde hace décadas USAID, la agencia de cooperación internacional americana, es errada y va a tener consecuencias inesperadas, sobre todo a nivel de compromiso internacionales establecidas con organismos multilaterales y con un impacto negativo a nivel de relaciones bilaterales de EE.UU.
La decisión es estrictamente política y se ve que Elon Musk, el magnate que financió la campaña, es un entusiasta promotor de este despropósito, ahora que es asesor de Trump y flamante jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE por sus siglas en inglés), encargado de mejorar la eficiencia de los organismos gubernamentales. Musk ha apuntado todas sus baterías a USAID, porque representa, según su ignorancia, un gasto insulso, y ha tenido calificativos peyorativos contra los funcionarios de USAID afirmando en un live en su cuenta X: “Lo que tenemos es simplemente una bola de gusanos. Básicamente, hay que deshacerse de todo. No tiene reparación. La vamos a cerrar”.
Trump y su gobierno no entienden la importancia de USAID para las relaciones internacionales y el equilibrio estratégico que es clave para mantener la predominancia mundial de EE.UU., sobre todo en países que atraviesan problemas sociales y económicos serios, eso sin contar todo el aporte que hacía USAID en temas ambientales, sobre todo para mitigar los efectos del cambio climático.
Parece que Trump no entiende la contribución que ha hecho USAID en todos estos años en la lucha contra la pobreza y las hambrunas, importante para la paz social en países convulsionado, eso sin contar toda la experiencia valiosa en modelos de intervención para el desarrollo social, la seguridad alimentaria, la salud pública y la lucha contra el hambre, la desnutrición y la anemia.
Ojo, la cooperación para el desarrollo no es dádivas o asistencialismo, al contrario, es contribuir a mejorar condiciones de vida de millones de familias en el mundo, ayuda a reducir brechas de desigualdad y sobre todo de exclusión social, con lo cual se previene conflictos sociales. Las contribuciones en materia de políticas públicas sociales son valiosas y ni qué decir de la cantidad de trabajo científico que sustentan y respaldan las mejores universidades del mundo; eso lo entienden bien la mayoría de países desarrollados en el mundo y al parecer Trump y Musk lo ignoran.
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