En estos Juegos Olímpicos, el Perú logró una medalla de bronce gracias al talento y esfuerzo de Stefano Peschiera en la competencia de vela (modalidad dinghy masculino). Hacía 32 años que Perú no se llevaba una medalla y se ha logrado romper esa racha. A pesar de los esfuerzos que existen por promover el deporte, estos resultan claramente insuficientes cuando vemos constantemente a deportistas –de distintas disciplinas- rogar por cubrir los costos de sus equipos, entrenamientos y gastos de viajes para asistir a competencias que sirvan para seleccionarlos.
El IPD y las federaciones no tienen los recursos (y, en algunos casos, tampoco el interés) para invertir en sus deportistas. Nuestra capital ha sido anfitriona de los Juegos Panamericanos en 2019 y pronto volveremos a ser sede, pero, a pesar del esfuerzo de las oficinas del Legado -ofreciendo la infraestructura deportiva a la ciudadanía y no solo a los deportistas de alto rendimiento-, aún queda muchísimo por hacer para promover el deporte, tanto el profesional como el recreativo.
Pero, ¿qué más se puede hacer para potenciar nuestro talento deportivo? El MINEDU tiene a su cargo la política nacional de actividad física, que permite desarrollar distintas habilidades blandas así como físicas. De esa manera, se contribuye con la salud pública (física y mental), y se construyen ciudadanía y valores. El rol de los gobiernos locales es clave en este desafío, los cuales, a través de equipamiento deportivo y espacios públicos, pueden hacer mucho para potenciar el talento de sus ciudadanos. Con esto no estoy hablando solo de canchas de fútbol –que proliferan en todos lados-, sino también de ofrecer otros espacios deportivos en parques y espacios públicos: desde gimnasios, circuitos agradables para caminar y correr, rutas ciclistas seguras, canchas multiusos, etc.
En la capital, tenemos el buen ejemplo de San Borja como un distrito pionero que enfocó sus esfuerzos en hacer de su jurisdicción un lugar saludable y deportista, transformando muchos espacios públicos (como los exteriores del Pentagonito) y ofreciendo programas desde el primer sistema de bicicletas de préstamo hasta calles ciclo-recreativas. En el otro extremo, hemos sido testigos de cómo el año pasado muchos alcaldes se pusieron tontos con el uso del espacio público y quisieron prohibir no solo actividades recreativas, sino deportivas.
Irónicamente, entre los deportes que se intentaron prohibir estuvieron los deportes acuáticos. ¿Recuerdan cuando en Barranco empezaron a prohibir el acceso al mar a surfers, paddlers y nadadores? Incluso, estas absurdas medidas municipales podrían quitar el entusiasmo a algún talentoso deportista acuático y nos podríamos perder de su talento (y, quién sabe, quizá de alguna medalla en el futuro). Los distritos deben ser los primeros en promover las oportunidades deportivas y para eso deben reconocer que el espacio público es un lugar clave para ver nacer a las estrellas.