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Demolición
¿Todo esto es realmente parte de una injusta campaña de demolición? ¿O eso es lo que Fuerza Popular quiere que usted crea?
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Keiko Fujimori (Perú21)
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“Luego de la campaña demoledora que tenemos hacia Fuerza Popular, un 15% es bastante tener”, asegura con gesto adusto la congresista Karla Schaefer en pasos perdidos, se da un respiro, exhala y añade: “porque todos los días, todos los medios de comunicación te dan, te dan y te dan, y siempre Keiko Fujimori es, a través de los medios de comunicación, la personalidad del mal porque no tiene nada bueno”.
El legislador naranja, Mario Mantilla, repite el mismo discurso en una entrevista radial: “Todas las bancadas atacan a Fuerza Popular y eso mella la imagen de Keiko”. Luego, aclara la garganta y lanza la frase clave: “hay una campaña de demolición en contra de Fuerza Popular y Keiko”.
Karina Beteta, una de las voceras del partido fujimorista en el congreso, declara en la misma línea: "Hay algún interés de algunas encuestadoras en querer desaparecer a Fuerza Popular y como creen que somos los responsables de todo lo que sucede en el Congreso y por eso son esos resultados". Luego afina la puntería y suelta la idea fuerza: "Hemos tenido una carga fuerte con los demás poderes del Estado que compiten con el Parlamento y con algunos medios que no nos quieren".
Esto no es nuevo. El 30 de octubre del año pasado, cuando el fiscal José Domingo Pérez pidió adecuar el caso cócteles a la ley de crimen organizado, Daniel Salaverry, entonces vocero de la bancada, aseveró en una incendiaria entrevista: "Al parecer hay un grupo de fiscales que parecen integrantes de 'No a Keiko'. Yo lo he dicho, parecen operadores políticos del antifujimorismo que están dispuestos a emprender esta campaña de demolición contra Fuerza Popular y Keiko Fujimori para frenar su avance y sus opciones para el 2021”.
Es decir, según los partidarios de Fuerza Popular, la estrepitosa caída en la popularidad de Keiko Fujimori se debe a una “campaña de demolición”. En ésta participan legisladores maliciosos, los fiscales que la investigan, las encuestadoras, el poder ejecutivo, y por supuesto, los medios, siempre los medios.
La caída de Keiko, según ellos, no tiene nada que ver con los destapes incómodos que develan los enjuagues de oscuros operadores cercanos al fujimorismo, habituales gondoleros del pantano judicial. Casos como el de Antonio Camayo de Iza Motors, cercano a muchos representantes emblemáticos de Fuerza Popular; o el de José Luis Cavassa, implicado en el escándalo de las firmas falsas, otrora operador de “Papelito Manda”, José Portillo Campbell; o las cercanías sospechosas con el fiscal supremo Tomás Galvez, que tiene el mismo abogado que el ex secretario del partido naranja, Joaquín Ramírez, a quien le intentaron asignar la defensa del caso cócteles ante la Corte Suprema; o la reciente revelación de que el Fiscal de Nación, Pedro Gonzalo Chávarry, fue abogado del traficante de armas, James Stone, quien pagó una coima de más de 10 millones a Vladimiro Montesinos.
Los que acusan esta campaña de desprestigio no consideran que quizás lo que melló la popularidad de la lideresa de Fuerza Popular fue, tal vez, la confirmada reunión de Héctor Becerril en casa del consejero del CNM, Guido Aguila, para impulsar al “candidato del fujimorismo”, Julio Gutiérrez Pebe. O acaso las coordinaciones que hizo el polémico juez César Hinostroza para reunirse con una tal “Señora K” de “Fuerza Número Uno”, y como al poco tiempo de esa conversación, admitió en su sala un recurso de casación que buscaba tumbarse el caso cócteles.
¿Todo esto es realmente parte de una injusta campaña de demolición? ¿O eso es lo que Fuerza Popular quiere que usted crea?
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