Tal vez el titular nos remonte a la canción de Luis Fonsi, “Despacito”, pero no es la intención. El titular se refiere más a la frase del poeta español Antonio Machado que decía: “Despacito y con buena letra que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas”.
Esta frase tan conocida debería aplicarse en nuestro día a día, en el ámbito empresarial, político y social. Hacer las cosas bien es más importante que solo hacerlas. Cumplir el objetivo bien hecho es más importante que solo cumplirlo, y así podríamos mencionar muchas frases al respecto de lo importante de hacer la tarea bien hecha.
Cuando vemos eventos, atención al cliente, medidas que realiza el Estado, pareciera que es más importante el check que se le pone cuando se hizo la tarea, que medir la eficiencia y el resultado de la misma.
Debemos construir eficiencia en nuestros actos, en nuestros planes. Si evaluamos este 2024 es muy probable que todo lo que se planteó para hacer se realizó, pero no de la mejor manera, no con eficiencia, no cuidando los detalles, no despacito y con buena letra.
Hace poco recibí una pésima atención de un banco importante en el país, y me llegó posteriormente una encuesta sobre si me habían atendido y como segunda pregunta si habían solucionado mi problema. En ambas preguntas sí lo habían hecho, pero no de la mejor forma, se demoraron más de una hora en atenderme, quien me atendió tenía una cara de pocos amigos, me quejé por la demora, y ni se me pidió una disculpa o se me generó alguna explicación que tranquilizara mi enojo. Pero claro, la encuesta tenía como propósito investigar si me habían atendido y generado solución a mi pedido.
Muchas veces hacemos las cosas y creemos que el hacerlas es lo más importante. A veces es mejor no hacerlas si no las vamos a hacer bien, si no las vamos a hacer a una satisfacción mayor de lo que el cliente espera, si no vamos a generar esa magia de sorprenderte con algo mejor de lo que tú esperas.
Pensemos en nuestro día a día, en todo lo que hacemos en el trabajo, en nuestra casa, con nuestra familia, con nuestros amigos. ¿Les damos la atención y el tiempo para que nuestra comunicación o lo que hagamos sea lo mejor que podemos darles? ¿O estamos muchas veces distraídos, ahora con nuestros celulares, y en lugar de atender o conversar haciéndonos los que escuchamos, pero nuestra mente está en otro lado?
Empresas como hoteles, líneas aéreas, bancos, restaurantes, clínicas, supermercados, centros comerciales, cines, etcétera, tienen la gran responsabilidad en el contacto con el cliente de hacer las cosas de manera extraordinaria, “despacito y con buena letra”, porque como decía Antonio Machado, “el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas”.