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Dije digo, digo Diego
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Un decreto legislativo promueve la “formalización y dinamización de micro, pequeñas y medianas empresas” con un tipo especial parecido a la “sociedad anónima cerrada”. No es pura intención ni marketing, es el título oficial del Decreto Legislativo N° 1409. Algo bueno tiene la ley, pero hay un problema: es inútil para lo que propone.
La ley crea un piloto para constituir ese tipo de sociedad usando tecnología digital. ¿La novedad? No se requiere notario ni escritura pública. Habrá formatos estándar en la red de Registros Públicos SID-Sunarp, se ingresa, se completa la información, se firma digitalmente, enter y listo. Hay sociedad. Ese es el mérito de la ley. Pero no ayuda a formalizar.
Quien chambea mil oficios porque no tiene trabajo no se va a formalizar aunque le hagan el trámite más fácil. No lo hace porque no puede, no es competitivo, ni gana suficiente. Eso se resuelve generando empleo. El verdadero problema es cuando los informales se disfrazan como RUS, RER o MYPE Tributario. Estos regímenes, para formalizar, establecen impuestos diminutos. ¿Qué hacen los malandrines? Se formalizan, dividen sus ventas en distintas unidades y cada una paga impuestos ridículos. Siguen siendo informales económicos. Sabe a burla.
La informalidad se ataca con cirugía profunda. Eliminar esos regímenes especiales, aunque la calle pitee, porque permiten eludir el sistema.
Amnistía, aunque parezca injusto, porque quien se formaliza querrá pagar impuestos futuros, no pasados. Simplificar y capacitar ayuda. Sobre todo, aunque sea impopular, hay que fiscalizar, acotar y cobrar impuestos, porque la informalidad discrimina, permite a unos no pagar. Eso viola la Constitución. Y, en esto, también hay que respetarla.
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