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Votos sin secreto
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La Comisión Permanente del Congreso tuvo en sus manos ayer la oportunidad de aprobar un informe que dé un mensaje claro y ejemplar contra las malas prácticas de algunos parlamentarios. Y así levantar un poco, siquiera, la pésima imagen y la nula credibilidad de la institución entre la ciudadanía.
Nos referimos a los no tan discretos vínculos que ciertos grupos de representantes establecieron con el Ejecutivo, en una suerte de mercado persa de intercambio de favores y prebendas por votos. Algo que se ha visto ya en anteriores contingentes parlamentarios, pero que, en esta oportunidad, de un perverso modo, los así llamados ‘Niños de Acción Popular’ han resultado innovadores en materia de delitos de corrupción, considerando el partido del que provienen, y la ideología del presidente con quién se asociaron para medrar a través del presupuesto público.
Y pese a la gran cantidad de evidencia que los involucra, a la hora de dilucidar las graves acusaciones, la citada comisión optó por hacerse –mayormente– de la vista gorda o, dicho en otros términos, los pasaron por agua tibia.
El Congreso de la República, es decir, prefirió seguir fatigando la infamia, como diría Borges.
De los seis acusados, salvaron a dos de ellos de cualquier tipo de imputación. Y a los cuatro restantes los acusaron solo de dos delitos, los más complicados de probar a nivel fiscal, y los limpiaron de otras faltas graves que figuraban en el expediente. Asimismo, tampoco se aprobó la infracción constitucional que hubiese podido determinar su inhabilitación, y mucho menos se dignaron a considerar expresamente en el informe que se debatió y votó la suspensión de sus curules.
Con ello, estos cuatro ‘ñaños’ llegan al Pleno confiados en que podrán “salvar la plaza”, como suele decirse, a menos que ocurra un cambio de opinión a última hora y agreguen la suspensión antes de votar… pero si en octubre no hay milagros, en esta calurosa Semana Santa será difícil que se produzcan actos de contrición ante los pecados cometidos.
Analistas zahoríes aseguran que el móvil de este contumaz y grotesco otoronguismo no es más que resultado de una nueva y oscura transacción: impunidad a cambio de votos para la elección de la nueva Mesa Directiva. Y se sabe, dado su número, que en la bancada de AP son bastante versátiles en votaciones dudosas.
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