Así que el Congreso le ha denegado la autorización a la presidenta Dina Boluarte para viajar a Nueva York y participar en el 79 periodo de sesiones de la Asamblea General de la Naciones Unidas, un tradicional evento donde los jefes de Estado del mundo participan, entre ellos el de Perú.
No es por desmerecer, pero no se espera mucho de Dina Boluarte en un evento mundial, porque su rol ha sido intrascendente en lo que respecta a política internacional. Tan es así que han sido sus cancilleres los que marcaban la agenda, al punto de decidir la posición que tenía nuestro país en temas sensibles como el del fraude en Venezuela, donde el excanciller González-Olaechea pretendió marcar la cancha; después fue desacreditado hasta por el propio premier Adrianzén y posteriormente la propia Boluarte le rectificó la plana.
Entonces, no perdemos nada como país con su ausencia y no significaba gran cosa su participación en dicha Asamblea en términos de gestión gubernamental, porque estos viajes además solo han servido para que la presidenta sea cuestionada públicamente, porque donde ha ido siempre hubo un piquete de manifestantes que le hacen recordar su negligencia y hasta la responsabilidad penal que tendría con las víctimas de la conflictividad social de inicios de 2023.
Aquí lo interesante es que el Congreso por fin está sacando las garras y de “taquito” le está enviando un mensaje subliminal a la presidenta Boluarte, para que sepa quién es el que manda en el país y que además no están conformes, a pesar de que Boluarte prácticamente ha abdicado el poder y se ha puesto al servicio de un Congreso de impresentables, aprobando hasta leyes inconstitucionales, todo para no contradecir a sus ocasionales aliados o diría jefes de gobierno, porque se evidencia el poder que tiene el fujimorismo, APP y hasta el cerronismo en Palacio.
Mi lectura política es que es el inicio del fin de un gobierno de transición que nunca entendió la responsabilidad histórica que tenía a cuestas, después del desastre que fue Pedro Castillo, sabiendo que llegaron juntos, pero prefirió aliarse a sus verdugos y ahora estos irán por la cabeza de Dina Boluarte para despercudirse de todo este desprestigio que tienen. Las encuestas los enrostran y en las calles se ponen de manifiesto con cada abucheo y hasta insulto que reciben. La suerte está echada para Boluarte.