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El desfile del corso electoral

"Hay varios ministros de Estado que están desesperados por asegurar su continuidad en el poder, por eso ya están viendo las próximas elecciones como el trampolín para seguir parasitando el Estado".

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arce
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Estamos a puertas del cierre del periodo de renuncias de las autoridades del país que sueñan con tener una curul en las próximas elecciones; este lunes 13 veremos desfilar ministros de Estado, alcaldes, tal vez algún gobernador regional o, quién sabe, algún funcionario importante renunciando para tentar llegar al Parlamento.

Las elecciones presidenciales y congresales, que ya fueron convocadas, tienen etapas sucesivas y definitivas, hitos que se programan con fechas fijas para determinar el cierre de cada etapa del proceso electoral y tienen que ser cumplidas escrupulosamente; no existen postergaciones o concesiones al respecto. Por este motivo, un proceso electoral es preclusivo, y los que pretenden postular en las próximas elecciones tienen que respetarlas.

Este festín electoral va a determinar que los comicios sean un mercado persa de candidaturas, por lo que no es extraño ver desfilar estos días a los funcionarios, con el cuento de deshojar margaritas o coquetear con los partidos políticos tradicionales que supuestamente van a pasar la valla, anunciando sus candidaturas.

Al final les aseguro que a esta casta política no le interesa entrar en la lid electoral y mucho menos contribuir a fortalecer la democracia participando en un proceso electoral; es solo el pretexto. En realidad, lo que va a primar es puro oportunismo y probablemente el negociado bajo la mesa, porque las modificaciones que han hecho en este Congreso para desvirtuar las elecciones primarias tenían el objetivo de mantener vigentes las prácticas vedadas de la venta de candidaturas para enriquecer al dueño del partido político, convirtiendo las elecciones en un negociado y tráfico de las candidaturas.

El alcalde de Lima va a ser candidato, eso ni lo duden; ese era su objetivo y por eso ha postergado el trabajo y la responsabilidad que tenía con la Municipalidad, dejando en orfandad a millones de limeños. No aprendió nada de lo que les sucede a los alcaldes que renuncian y abandonan el compromiso que habían asumido con la población, traicionando la confianza de sus electores; al final terminan en un fracaso electoral y hasta en el ostracismo, olvidados y apestados.

Hay varios ministros de Estado que están desesperados por asegurar su continuidad en el poder, por eso ya están viendo las próximas elecciones como el trampolín para seguir parasitando el Estado; porque no se les ve ningún compromiso, al contrario, han sido parte de esta desgracia que estamos viviendo, corresponsables de la espiral de violencia a la que nos han llevado las bandas criminales que se han empoderado con cada ley infame aprobada en el Congreso.