El gran museo (inconcluso) peruano

Nuestro patrimonio arqueológico es excepcional. A nuestras deslumbrantes cerámicas, textiles y orfebrería preínca, se suma el invaluable legado incaico. Sin pizca de chauvinismo, nuestro acervo cultural es la envidia de la región –incluso del mundo–. Son contados los países con tesoros comparables a los nuestros.

Sin embargo, al Perú le ha faltado un gran museo emblemático; tan majestuoso como nuestra herencia cultural. Donde nuestros tesoros se exhiban en condiciones óptimas. Con infraestructura y tecnología de primer nivel, que garantice su preservación y brinde a los visitantes una experiencia de clase mundial.

Hoy ese museo es casi una realidad: el Museo Nacional de Arqueología (MUNA) en Pachácamac. Una obra imponente, capaz de elevar exponencialmente el atractivo del país. Eso hacen los grandes museos. Recordemos lo que el Guggenheim logró con Bilbao hace 20 años. Marcó un antes y después. Se convirtió en ícono de la ciudad y dinamizó su turismo como nunca antes.

Pero el enorme potencial del MUNA corre el riesgo de desperdiciarse. Su inauguración está programada para julio de 2021, conmemorando el bicentenario. A la fecha, los trabajos dentro del museo, el equipamiento interno, están en pañales. ¡Ni siquiera se han firmado los documentos para iniciar esas obras!

No repitamos lo del Centro de Convenciones de Lima. Tremenda inversión inutilizada porque nadie la opera ni pone en valor. Es indispensable contratar una empresa de nivel internacional para la implementación. También para organizar el lanzamiento y promoción del museo (Egipto contrató a los organizadores de los Panamericanos para promover su Gran Museo). Sería una vergüenza malgastar esta oportunidad de relanzarnos al mundo. De reinsertarnos en el mercado turístico, luego de un 2020 terrible. ¡El país lo necesita y el tiempo corre!