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El hampa se envalentona
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Se dijo y ocurrió. Los estados de emergencia dispuestos a tontas y locas por la presidenta Dina Boluarte y su fiel escudero Alberto Otárola sirvieron de poco y nada, tanto así que en la misma resolución de destitución del comandante general de la Policía Jorge Angulo queda plasmado y reconocido este estrepitoso fracaso.
Las cifras de la criminalidad en lo que va del año en dos de los distritos que estuvieron bajo este régimen especial: San Juan de Lurigancho y San Martín de Porres, así lo revelan. Como informó Perú21, 29 personas han sido asesinadas en lo que va de este año en ambas jurisdicciones que, para frenar la criminalidad, estuvieron en estado de emergencia hasta el 19 de enero.
El sicariato, las extorsiones, los arrebatos y los asaltos siguen campeando, con o sin tanquetas estacionadas en esquinas emblemáticas de estos distritos. Y ya en lo que va de febrero, los occisos por arma de fuego ascienden a 7.
Y lo peor de todo es que, luego de los luctuosos incidentes en Pataz y, en general, en las zonas donde la minería ilegal impone su propia ley, el Ejecutivo ha anunciado que la región La Libertad podría entrar en cualquier momento en estado de emergencia.
Una medida resobada que incluso el gobernador regional César Acuña, uno de los principales aliados de la dupla Boluarte-Otárola, se apresuró a celebrar públicamente, como si la presencia de las FF.AA. en las calles fuese la gran panacea contra la escalada delictiva que asola tierras liberteñas.
Queda claro que estos señores no leen los diarios, no solo porque no les gusta lo que se dice de sus gestiones, sino porque prefieren vivir en la realidad paralela que les pintan sus asesores. Cifras oficiales y verificables, sin embargo, están a la vista y las noticias sobre hechos de violencia son el pan de cada día en las principales ciudades del país.
Por lo mismo, no se entiende cómo es que, si los estados de emergencia no frenaron el delito, ahora el Gobierno esté considerando replicar el modelo en una región tan convulsionada actualmente como La Libertad.
Hay que ser muy irresponsable para intentar eludir las críticas promoviendo medidas efectistas en zonas de alta criminalidad. El Gobierno está jugando con la vida de los peruanos.
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