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El ministro en su laberinto

"Los impresentables que tenemos de congresistas no quieren sacar a Santiváñez; al contrario, se sienten cómodos y felices con un incompetente como ministro".

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ARCE
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Ayer señalé una hipótesis sobre la votación de la censura al ministro Santiváñez, que se realizará mañana viernes en el Congreso. Anotamos que se necesita 66 votos para que se haga efectiva. El problema es que probablemente no hay esos votos, porque sospechamos que, en el fondo, los impresentables que tenemos de congresistas no quieren sacar a Santiváñez; al contrario, se sienten cómodos y felices con un incompetente como ministro.

Las cuatro mociones suman solo 67 firmas, entonces, esto corrobora nuestra tesis de una pantomima que está armando el Congreso para después justificarse que ellos cumplieron con presentar hasta cuatro mociones de censura y si no se aprobó la destitución, ya no es culpa suya. Y así lavarse las manos frente a la inoperancia de un ministro impresentable, que tiene más que responder a la justicia que cumplir su rol en el Mininter.

Es tan evidente el contubernio que hay entre el Gobierno y el Congreso, que han estado jugando en pared para aprobar las leyes infames que han sido promulgadas para favorecer a la delincuencia. Por eso no es creíble la supuesta indignación que han mostrado varios congresistas contra Santiváñez, porque han sido ellos quienes lo han empoderado y por eso ha estado desbocado, haciendo lo que se le venía en gana y hasta obstaculizando la labor del Ministerio Público.

No es gratuito que hayan salido en defensa de Santiváñez personajes siniestros y hasta delincuentes como Vladimir Cerrón, además de los congresistas que tienen cuentas pendientes con la justicia, para darnos cuenta quién está en el lado del mal y que todavía lo defiendan. Significa que hay otros intereses subrepticios de por medio; por eso es que se siente tan confiado de la censura que probablemente saldría bien librado y hasta fortalecido, como una muestra del desprecio que tiene el Congreso con nuestra patria. Y ya tienen justificación, podrían alegar el nuevo allanamiento que ha hecho la justicia en casa de Santiváñez.

Lo de Cerrón es inverosímil. Será el único caso en el mundo en donde un prófugo de la justicia se siente cómodo y hasta quiere proteger a su perseguidor; el mundo al revés. Aunque en realidad lo hacen por esa entelequia que han llamado “la cruzada contra los caviares” en la que están imbuidos lo más rancio de la política, tanto de izquierda y derecha, y ahora quieren convertir en Juana de Arco al peor ministro del Mininter; lo que no se dan cuenta es que va a terminar quemado, porque el viernes si el Congreso se vuelve a burlar del país, serán las calles las que arrojen de Palacio hasta a la propia presidenta.

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