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El Perú no está primero
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Finalmente, el fujimorismo cumplió su amenaza de fondear el proyecto de reforma constitucional para adelantar las elecciones generales, presentado el 28 de julio último por el presidente Martín Vizcarra. Ayer fue oficialmente archivado.
En el atropellado trámite de defender sus privilegios congresales, Fuerza Popular y sus adláteres, desde el primer día de la propuesta, hilvanaron amenazas de vacancia, pedidos de renuncia, dilaciones sistemáticas, ejercicios de lógica cantinflesca (“el Gobierno propone y el Congreso dispone”) y hasta pomposas y resobadas frases hechas (“le extiendo la mano, presidente”) para camuflar lo que ya pocos ignoran: que la tropa parlamentaria de Keiko Fujimori no tiene ningún interés en desbloquear al país, a menos que se le entregue todo el poder y su lideresa sea puesta en libertad. En tal sentido, todo indica que estos días, esta semana, serán definitivos para el rumbo que tome el país y su castigada economía.
Lo que vendrá después, hoy, mañana, es todavía una incógnita. El presidente del Consejo de Ministros, Salvador del Solar, además de expresar su lógica indignación por la maniobra de la mayoría parlamentaria y lamentar que se haya ninguneado la voluntad ciudadana, que viene rechazando consistentemente, desde el referéndum, a un Congreso cada vez más enfocado en sus objetivos particulares, en la práctica se ha limitado a solidarizarse con el malestar de la ciudadanía y a anunciar que el Ejecutivo no se quedará cruzado de brazos ante lo que no es más que un desafiante alarde de poder, frontalmente opuesto a cualquier posibilidad de diálogo en el que, más allá de fotitos conjuntas y untuosos tuits, se discutan los temas de fondo.
El Perú –que debía estar “primero”, como reza un huero lugar común repetido ad nauseam en días recientes– acaba de ser puesto muy por detrás del interés de un puñado de personajes que, atornillados en sus curules, está visto que actúan solo en función de su propio beneficio o el de su partido. El bloqueo entonces continuará y, mientras tanto, la economía nacional, ay, seguirá muriendo.
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