Los peruanos anhelamos tener una vivienda propia, acceder a la mejor educación posible y alcanzar la independencia económica, convirtiéndonos en emprendedores. Sin embargo, también deseamos migrar al extranjero en busca de un futuro mejor, un deseo que se intensifica y solidifica con el tiempo.
Una reciente encuesta de Ipsos Perú consultó a la población sobre si podrían emigrar del país y vivir en el extranjero, y la respuesta es sí para el 57% de los peruanos, principalmente los más jóvenes o centennials. Las principales razones para querer irse son la búsqueda de mejores oportunidades económicas y/o la búsqueda de un ambiente más seguro, menos peligroso. Sin embargo, del dicho al hecho hay mucho trecho: un 17% de las personas tendría planes concretos de emigrar, siendo España y Estados Unidos los países de destino preferidos.
Estas ganas de emigrar no deberían sorprender; desde la década de los 80, cuando Apoyo/Ipsos comenzó a monitorear el tema, ha habido más peruanos que quisieran irse que quedarse. Los picos más pronunciados fueron en los años 1991, 2005 y 2017, mientras que los más bajos en la serie histórica fueron 1996 y 2011, años en los que quizás la población percibió algo de estabilidad y vislumbró luz al final del túnel.
En los últimos años, el promedio de peruanos que salieron del país y no regresaron fue de aproximadamente 100 mil por año; sin embargo, en 2022 esta cifra se disparó a 400 mil personas.
Según datos oficiales del INEI, alrededor de 3’490,519 peruanos estarían viviendo en el exterior, cifra que representa el 10.5% del total de la población del país. El 69.4% de los peruanos que emigraron al exterior tenían entre 15 y 49 años de edad. De cada 100 peruanos que salieron del país, 64 eran solteros. Según el país de residencia, la mayoría de los peruanos emigrantes se encuentra en Estados Unidos, representando el 30%, seguido de España con 16%, Argentina con 13%, Chile con 11%, e Italia con 10%; estos países concentran en total al 80% de los peruanos emigrantes.
Si queremos un futuro diferente y revertir la fuga de nuestros jóvenes talentos, esto debe cambiar. El Gobierno debe afrontar la problemática gobernando para el interés común y no el particular de algunos. El crecimiento económico debería ser una prioridad, así como mejorar el sistema de salud y fortalecer la educación. Además, solucionar el problema de la inseguridad ciudadana, fomentar la innovación y el emprendimiento, y promover un desarrollo regional equitativo son medidas clave. El Perú debería ser, y no solo parecer, un país de oportunidades para todos; de lo contrario, el último que se vaya apaga las luces.