Se está llegando a límites impensables con el espiral de violencia que vive el país. Cada día la noticia de nuevos crímenes como parte de las operaciones delincuenciales es el titular que tiene a la ciudadanía contra las cuerdas, porque estamos en una orfandad única sin autoridades que asuman su responsabilidad y un Congreso de impresentables que siguen promoviendo leyes para favorecer a la delincuencia.
Los datos grafican la terrible realidad que vive el país, con mil quinientas víctimas asesinadas en lo que va el año; y los meses de septiembre y octubre han escalado a tal nivel que ya no solo asesinan maestros sino también policías ante la inoperancia desesperante del inefable ministro del Interior.
Por eso la necesidad de unirnos en una lucha contra las mafias que han copado poderes importantes como el Congreso, desde donde se viene facilitando el marco legal para que los delincuentes actúen con impunidad. Porque es lo que requieren varios congresistas involucrados en diversos ilícitos penales, que saben bien que pronto el largo brazo de la ley los va a alcanzar y por eso buscan torcerlo a su favor sin importarles la implicancia de sus acciones.
El camino es tortuoso para hacer frente a las mafias en el poder porque estamos en desventaja. Ellas pueden decidir los destinos del país, y lo saben, por eso ya ni les importa el nivel de desaprobación que tienen; saben, además, que ya no tendrán otra oportunidad en el poder para cambiar las reglas de juego, por eso están desbocados.
Pero la ciudadanía ya despertó, cada día se suman más colectivos, sindicatos, gremios y ahora hasta los colegios profesionales para decirle basta a tanto abuso de poder y basta a tanta ignominia. La tarea es unir estos esfuerzos, no nos queda otra para que termine esta tragedia que vive el país. Está en nuestras manos el futuro.