Por eso, una semana antes del sufragio, la mitad de los electores estaba en blanco. Ya se sabía que el resultado final sería fruto de un sorteo. Incluso 24 horas antes, la última encuesta de Ipsos todavía contaba a un 27% de indecisos. Una buena parte del electorado se decidió entre el desayuno y la cola, como en ocasiones anteriores. Eso también está bien estudiado. Los “ganadores”, entonces, pasaron rozando la valla ya sea por: i) llevar marcas neutras, ii) contar con un persistente trabajo de base, o iii) llevar en sus listas a personas con cierto arrastre colectivo.