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Esther Vargas: Verónika y Venezuela (sí, otra vez)
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@esthervargasc
No es un golpe bajo preguntarle a Verónika Mendoza si en Venezuela se vive una democracia o una dictadura. Se le ha interrogado diez, quince o más veces. Postura liviana, correcta para sus seguidores.
Venezuela es una preocupación legítima, aunque la candidata del Frente Amplio haya dicho que no es su modelo.
Solo esta semana, la libertad de prensa en Venezuela se ha visto expuesta, golpeada y maltratada, una vez más.
La versión impresa del diario El Carabobeño ya no saldrá a las calles, porque no hay papel. Es el quinto diario que cierra en 2016. El director de Correo del Caroní recibió en estos días una condena de cárcel por informar sobre un caso que al Gobierno no le gustó.
Cuando la experimentada periodista Laura Weffer vio este panorama en su país y las voces se iban silenciando, fundó a comienzos de 2015 Efecto Cocuyo, un medio digital que ha tenido gran impacto dentro y fuera de Venezuela. «El control de cambio, impuesto desde hace 13 años, permite al Gobierno decidir a quién va a vender papel a un precio asequible. Por supuesto, lo distribuye solo a quienes acatan su línea editorial», me dice Weffer.
¿Hay democracia en Venezuela?
-Hay una coletilla que usan los funcionarios: aquí se celebran elecciones, muchas, muchísimas. Eso es cierto. Pero también hay un ventajismo grosero en las campañas, insultos y jugadas sucias. Aquí la democracia no se puede juzgar con los parámetros clásicos y simplistas. Son 17 años de un mismo Gobierno que ha encontrado veredas para vestir de legitimidad hechos ilegítimos. Hay más de 80 presos por protestar, la impunidad asciende a 80% de los casos y no hay Estado de derecho. El Gobierno guarda las formas con actos grandilocuentes, pero una vez que entras en la casa y en la cotidianidad te das cuenta de que prevalece el control, el miedo y la presión. Si igualas democracia a libertad, te diría que en Venezuela no hay. Seguramente, tampoco te diría que hay dictadura al estilo de Pinochet, pero hay filas de personas que pasan tres y cuatro horas para comprar arroz. Hay niños que se están muriendo por falta de medicinas. Matar a la gente de hambre, de enfermedad y miedo también puede ser dictadura.
Para César Batiz, periodista de investigación y editor de Poderopedia, se trata de una sociedad de «libertades limitadas» por las decisiones del poder.
Venezuela vive una dictadura bien maquillada. Hay presos políticos (no solo Leopoldo), prensa amenazada y hospitales sin medicamentos; por lo tanto, enfermos que se mueren de a poquitos, entre ellos niños.
No basta decir que Venezuela no es el modelo. No basta decir que se la quieren bajar los de siempre. Si Mendoza quiere remontar en las encuestas, este y otros asuntos importantes no deben ser minimizados con el «clásico» pretexto de que la derecha busca pulverizarla.
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